Uno de los métodos más conocidos para hacer trampas es el uso de las proteasas, unos polvos que depositados en la orina hacen invisible la EPO en el laboratorio. Pese a que han intentado todo tipo de tácticas para frenar su utilización, las autoridades no lo han conseguido.
El equipo de Viña ha estudiado a fondo el asunto y no ha dado con una solución viable. "Un grupo griego proponía inhibidores de proteasas, antibacterianos y antifúngicos para evitar la degradación de la orina, pero el problema es que no se sabe cómo actúan en otros metabolitos que no sean la EPO, qué efectos tendrán en un abanico tan amplio", dice Sanchís-Gomar; "obligan a los deportistas a lavarse las manos, a orinar con guantes por si se esconden los polvos en las uñas, pero eso no vale, pues pueden introducirse las proteasas en la uretra antes de pasar el control, con lo que ya la llevan puesta en la orina. Se les podría hacer orinar un poco, 20 mililitros, para limpiar la uretra y desechar esa muestra. Después se les tomaría la muestra buena".