El 18 de julio, el día que llega el Tour a Ax-3 Domaines, cumplirá 27 años y le gustaría hacerlo con Alberto Contador vestido de amarillo o muy cerca de esa prenda. Dani Navarro ha dado un salto de calidad importante desde que consiguiese una victoria de etapa en el último Dauphiné Liberé y se le haya visto exprimirse en las etapas alpinas trabajando para su líder.
Este asturiano nacido en Gijón es un desconocido para el gran público, a pesar de que Contador siempre le ha tenido en gran estima, no sólo como amigo, sino como ciclista. «Nunca he tenido un estado de forma como el que tengo ahora. Ya en el Dauphiné Liberé estaba bien, pero sabía que tenía margen de mejora», explica Dani. Simpático, dicharachero, con un acento que delata su procedencia, viene de una familia de deportistas, puesto que su hermano Borja, que tiene 20 años, juega con éxito en el Sporting de Gijón B como delantero centro. ¿Cómo llegó Dani Navarro al mundo del ciclismo? Por medio de su abuelo, José, que tiene 75 años: «Él era muy aficionado a las bicis. Nació en los alrededores de París y hasta los 21 años vivió en Francia, aunque sus padres eran españoles. Corrió en bicicleta con gente como Anquetil. Me llevó con doce años a la escuela de ciclismo que hay en el velódromo de Las Mestas. Era alevín de segundo año». El abuelo José tenía una ilusión antes de que llegase su hora final y la ha visto cumplida: «Siempre me decía que antes de morirse quería verme ganar una carrera y ya lo he hecho. En cadetes y juveniles conseguía triunfos, en aficionados también logré victorias». Se acuerda del tiempo que ha pasado desde que consiguió su última victoria, en una prueba de aficionados, en Aretxabaleta, hasta la lograda en el Dauphiné: «Han pasado seis años»...