Normalidad democrática
Ésta es la que se vive en estos momentos en Galicia, demostrando que la democracia es consustancial con nuestra manera de ser y de comportarnos, dando un ejemplo de convivencia en paz, después de una dura campaña electoral, cosa que a uno le produce una inmensa alegría por haber deseado siempre vivir en un país "políticamente" aburrido, como sucede en las naciones más desarrolladas y libres.
Y eso que estamos en una época interesante, como recuerda la maldición china que dice, "te deseo que vivas en una época interesante", y ésta no me negarán ustedes, si dirigimos la mirada a todo el mundo, que es... interesantísima.
Tuve ocasión, además, esta semana pasada de asistir a dos actos muy gratos de solidaridad humana, uno en Vilagarcía de Arousa y otro en Compostela. En Vilagarcía celebraba su XXX aniversario el Club de Leones, que realiza una gran obra de ayuda a todos los necesitados del Salnés, y más en estos tiempos de crisis; lo dirige, con gran entusiasmo y esfuerzo, don José Luis Peso Teodosio. El otro, en Compostela, en el convento de San Francisco, donde su rector, Francisco Camino, trata de conseguir dar a conocer posibilidades concretas de solidaridad en este mundo que nos ha tocado vivir.
Se presentaba un libro, El diario hablado de Clara, escrito por una interesantísima mujer, gallega, profesora, académica, musicóloga y escritora. Dedica este libro al mundo de los niños, aunque nos viene muy bien a los mayores, porque, como decía Picasso, "es necesario vivir muchos años para llegar a ser joven". En la juventud se encuentran unos valores que se van perdiendo con los años y, con los años, debemos tender a recuperar esos valores que nos muestra la autora, Esther Sestelo Longueira, a la que auguramos un gran futuro en la literatura y en las enseñanzas que a todos nos transmite.
Finalmente, ya estamos a una semana escasa de la primavera oficial, aunque la mía ya me la anunció recientemente mi viejo pruno y, pocos días después, un hermoso rododendro. Primavera que siempre nos trae esperanza y algún que "otro milagro", como nos dijo el poeta.
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