lunes, 3 de noviembre de 2008

2130. Final apoteósico para un gran campeón. Hamilton, quinto, logra el título al superar a Glock en las últimas curvas, mientras Massa lloraba.


Alonso, Massa y Raikkonen, en el podio- AFP

Hamilton, quinto, logra el título al superar a Glock en las últimas curvas, mientras Massa, que se vio campeón, lloraba a pesar de su victoria en casa.



Abrazos, lágrimas, alegría, decepción. Todo eso ocurrió en cuestión de segundos. Felipe Massa estaba convencido de que había ganado el título mundial cuando vio la bandera a cuadros que certificaba su victoria en el Gran Premio de Brasil. Todo el mundo se estaba abrazando, exultante de ilusión en el box de Ferrari con aquella imagen clavada en la pantalla.

Manel Serras

Manel Serras

ENTREVISTA DIGITAL - 13:00h.

Experto en fórmula uno de EL PAÍS.

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    Lewis Hamilton

    Lewis Hamilton

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    Nacimiento:
    07-01-1985
    Lugar:
    Tewin Wood
    Felipe Massa

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    25-04-1981
    Lugar:
    Sao Paolo
    Brasil

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    Brasilia.
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    Población:
    191,908,598 (2008)

Hamilton, con 23 años y 299 días, bate el récord de Alonso de campeón más joven

Vettel, la revelación del año, estuvo a punto de dejar sin corona al inglés

En Ferrari se creyeron ganadores, pero sus abrazos se congelaron al instante

Pero sólo unos segundos más tarde, los abrazos comenzaron a producirse en el taller de McLaren. ¿Qué había ocurrido? Que Lewis Hamilton había conseguido superar a Timo Glock en la última subida del trazado de Interlagos y había cruzado la línea de meta en quinta posición. Justo a tiempo, en el momento preciso, cuando ya todo el mundo lo daba por perdido -de acabar sexto, entregaría el título a Massa- el británico resucitó gracias a la intensa lluvia de las dos últimas vueltas. Massa comenzó a llorar. Los abrazos en Ferrari se congelaron. Hamilton era el nuevo campeón mundial, el más joven de la historia, desplazando a Fernando Alonso -segundo ayer- en este ranking. Y se convertía en el primer británico que gana la corona mundial de la F-1 desde que Damon Hill lo consiguiera en 1996 pilotando un Williams.

Un final apoteósico, épico, que corona a un gran campeón. Hamilton, de 23 años y 299 días, estuvo muy cerca de sufrir su segunda decepción consecutiva en Interlagos cuando vio, a dos vueltas del final, cómo el piloto de Toro Rosso Sebastien Vettel, la revelación del año, conseguía adelantarle y robarle la cómoda quinta posición en que se movía y que le aseguraba el título mundial. Entonces, sí. Entonces toda la tensión atesorada a lo largo de la carrera salió a flote. Hamilton parecía desesperado, estaba aterrado por lo que le estaba ocurriendo. Pero aún así no perdió los nervios. Vio que superar a Vettel era imposible cuando afrontó por última vez la curva de final de recta, el único lugar donde realmente se puede adelantar en Interlagos. No perdió la calma. Se mantuvo en su posición, resignado al desastre que se le avecinaba. Pero entonces una intensa lluvia acudió en su ayuda.

Comenzó a caer agua y la pista se mojó por completo. Y allí, entre los cinco primeros, había un piloto que no había parado a cambiar neumáticos y colocar los intermedios de lluvia. Las condiciones se convirtieron en insostenibles para Timmo Glock, cuarto, hasta el punto de que su coche perdió toda la estabilidad. Tuvo que frenar. Y en la última parte del circuito, en la subida que lleva a las curvas finales, vio cómo Vettel y Hamilton le superaban sin poder ofrecer respuesta. La carrera ya estaba decidida entonces, porque Massa, Alonso y Raikkonen estaban ya atravesando la línea de llegada. Pero el título estaba aún en el aire. Y aquella lluvia inesperada resolvió el problema por su cuenta. Hamilton acabó quinto. Y eso le bastaba.

Sólo entonces cambió todo el decorado de las celebraciones. Sólo entonces el británico perdió definitivamente los nervios, dejó ir toda la tensión y levantó los brazos. Había sido capaz de hacerlo. Había mantenido su carácter bajo control, incluso en los momentos más delicados en los que tenía el título perdido. Y su cabeza había funcionado con la precisión de un reloj suizo tanto en la salida -retrasada por la lluvia y el cambio de neumáticos a intermedios-, como después, cuando la pista se secó y obligó a todos los equipos a cambiar la estrategia y hacer un rápido primer repostaje.

Allí sufrió el primer percance. McLaren permitió que Kovalainen repostara en la misma vuelta que Massa y una después que Raikkonen, Vettel y Alonso, y dejó a Hamilton para la siguiente. Y aquello le costó la pérdida de varias posiciones. De ser cuarto pasó a ser sexto por detrás de Massa, Vettel, Alonso, Raikkonen y Fisichella. El título estaba entonces en manos de Massa. Estaba claro que aquello no podía durar. Pero más que eso lo que se estaba dirimiendo entonces era hasta qué punto el impulsivo piloto británico sería capaz de mantener los nervios bajo control. Y lo logró. Tardó poco en encontrar un hueco, porque la mayor potencia de su coche le daba toda la ventaja. Y recuperó el quinto puesto, que se convirtió en el cuarto tras un nuevo repostaje de Vettel.

Tras el segundo repostaje, Vettel recuperó su posición y Hamilton pasó a ser quinto. Todo parecía decidido. Pero a falta de cinco vueltas comenzaron a caer gotas. Todo el mundo cambió a neumáticos intermedios de lluvia, menos Glock. Y Hamilton se encontró de golpe en quinta posición, amenazado por un Vettel al que no parecía poder frenar. El alemán le adelantó a dos vueltas para la conclusión. El título se le escapaba entre las manos a Hamilton por segunda vez consecutiva y en el mismo escenario, Brasil. Pero luego la lluvia acudió en su ayuda. Y todo se precipitó a su favor. Pudo levantar los brazos, abrazarse a Dennis, a su hermano, a su madrastra y a su madre y llorar en los brazos de su padre, Anthony.

El sueño se había cumplido y McLaren recuperaba una corona que no conseguía desde que el finlandés Mika Hakkinen lo logró en 1999. Ferrari debió conformarse con la victoria de Massa y el título de constructores.

Fuente: el pais.com

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2117. Un título en casa. Felipe Massa, a siete puntos de Lewis Hamilton, se escuda en la familia para descargar la tensión.

2129. "Soy el último jugador natural". Miguel Ángel Jiménez recuerda sus 20 años en el circuito y sus 20 Volvo Masters.


Jiménez con Ballesteros en la Ryder 97- JULIÁN ROJAS


Solo y empapado, en el último Masters- AP

Miguel Ángel Jiménez

JUAN MORENILLA - Valderrama

Es la ventaja de jugar al lado de casa. Uno acaba de dar palos en Valderrama, se sube en el deportivo rojo y en menos de una hora está en Málaga con la familia, lejos de los aficionados con pelucas pelirrojas que le paran a cada paso. Miguel Ángel Jiménez (Málaga, 1964) agradece el calor y la comida del hogar después de todo el año dando vueltas por el mundo. Son ya 20 años como profesional en el circuito. Y a la vez 20 ediciones del Volvo Masters, todas menos la primera. Así que nadie mejor que el Pisha como hilo conductor de este tradicional torneo que ayer cerró su último capítulo a la espera de la millonada de Dubai. Mientras da candela al puro y mueve el café, Jiménez retrocede en el tiempo.

EL PRIMER MASTERS "Hemos crecido juntos"

"En la primera edición, en 1988, no participé, porque no tenía la tarjeta del circuito europeo. La cogí en noviembre del 88 y mi debut en el Volvo fue al año siguiente. Entonces se clasificaban para el Masters los 80 mejores del año, y yo estaba en el puesto 83. Si alguien no podía ir, se corría el turno. Y así me tocó a mí. Luego ya me ha clasificado por ranking. Mi debut en el circuito fue duro, sobre todo al principio. Tenía problemas con los cortes, hasta que cogí más confianza y aguanté la tarjeta. Luego las metas se iban enfocando, veía que estaba alrededor del 80, se acercaba el Masters, al lado de casa. Desde entonces, el torneo y yo hemos crecido casi juntos. Hemos resistido 20 años en el circuito, yo he evolucionado en todos los aspectos, el swing, la manera de mirar el golf, el enfoque... Y sigo aprendiendo. Porque el día que ya no tenga más que aprender, 'hasta luego, Lucas".

BALLESTEROS-FALDO "Me fijaba en ellos"

"El primer Masters se lo ganó Faldo a Ballesteros por dos golpes. Al ser el último torneo de la temporada, muchas veces estaban peleando por ser el número uno, por ganar la Orden del Mérito, por ser el mejor. No eran púgiles que se daban puñetazos en el ring, sino que tenían una rivalidad bonita. Estaban Seve, Faldo, Norman... ellos eran los que se partían el pecho en Europa. Seve con cinco majors, Faldo con seis. Los jugadores que han alimentado el circuito son ellos dos. Aquí Montgomerie, el único que ha participado en todas las ediciones, ha ganado ocho veces la Orden del Mérito, pero aunque se merece todo mi respeto, no tiene ningún grande. Era agradable ver a Seve y Faldo a tu lado, le daba más caché al torneo. Yo me fijaba en ellos, veía los entrenamientos de uno y de otro, lo metódico que era Faldo, con su swing, y Severiano, un golfista mucho más natural, más inspirado en sus sensaciones sobre el campo".

LA RYDER DEL 97 "No parábamos"

"Fue mi primer contacto con la Copa Ryder y de trabajar al lado de Seve, que era capitán de Europa y necesitaba gente amiga cerca. Yo conocía el campo, y estaba encantado de ser su ayudante. Fue algo increíble. Íbamos siempre de arriba para abajo, de un lado a otro, viendo a todos los jugadores, dándoles ánimos, recibiendo el apoyo de la gente. No sé si a todos los jugadores les parecía bien, eso va con el carácter de cada uno, pero el caso es que no parábamos. El primer día, como este año en Valderrama, la lluvia. Llovió todos los días. El triunfo de Europa contra Estados Unidos fue importante para el golf y para España, pero el cambio del golf aquí ya venía de antes, de todo lo que habían conseguido Seve y Olazábal. La Ryder se consiguió por el empuje y la fe de Severiano por conseguir algo así, por sacar por primera vez el torneo de las islas británicas, y por ganársela a Estados Unidos, a Woods. Tuvo mucha repercusión. Aunque también digo otra cosa, mientras la caja mágica (televisión) no dé el golf en abierto, no va a crecer lo que debería crecer, por mucho esfuerzo que hagamos. Hay crecimiento, pero más lento".

EL TRIUNFO DEL 99 "El campo al dedillo"

"He sido el único español en ganar el Masters, y no fue en Valderrama, sino en Montecastillo. Fue el año en que participé por primera vez en la Ryder como jugador. Ese año gané también la Dunhill Cup con Sergio García y Olazábal. Le estaba pegando a la bola impresionante, y en un campo que me conocía al dedillo, con toda la gente, los amigos, cerca. Le gané a Langer, Harrington y Goosen, que fueron segundos. Esa temporada perdí un desempate con Tiger Woods en el Amex en Valderrama, y eso que hizo un triple bogey en el hoyo 17. Me dejó la puerta abierta, yo estuve a punto de pasar, pero no pude y me la cerró. Cosas del golf".

MELANCOLÍA "Los golfistas ahora son máquinas"

"Ahora en el circuito no hay jugadores como Seve. Ahora se ve el tipo de juego de Nick Faldo, todo más mecánico. Los jugadores son ahora más máquinas, cuidan mucho la técnica, la pegada, la fuerza. Aquello de jugadores-sensación, el feeling con el palo, lo que te transmite el campo, eso ya no existe, eso se está acabando conmigo, que soy el último caddie jugador, el último mohicano de esta forma natural de jugar. Ahora es todo técnica y potencia. Es ahí donde va el golf".

Fuente: el pais.com

ENLACES:

2068. Los lloros de Sergio García. El golfista, tercer jugador del mundo, gana el Castellón Masters.

254. Miguel Ángel Jiménez gana el PGA tras un hoyo en uno y un playoff trepidante. Gran mes de mayo para España.

44. Golf | The Players Championship. Sergio García vuelve a ganar 32 meses después. Se embolsó 1,1 'kilos'. Regresa al top ten mundial.