sábado, 4 de octubre de 2008

1890. Tirunesh Dibaba y Sileshi Sihine prosiguen su meteórico camino hacia el Olimpo del atletismo y... del departamento de prisiones de Etiopía.


Tirunesh Dibaba

También hubo ascenso para los otros olímpicos del club: Gelete Burka (Oficial 2ª), Mekdes Bekele y Jacob Jarso (Warden), y el técnico Hussein Shebo.
David Rubio

En Etiopía (y, por ende, en Kenia), el atletismo supone para sus ciudadanos una vía de escape a las extremas condiciones de vida de estos países, acechados por la hambruna, la pobreza y las enfermedades mortales. Además, aquellos que logran alcanzar la elite se aseguran igualmente una vida próspera tanto para ellos como para sus familias.

Los atletas abisinios sumaron en Pekín cuatro oros, una plata y dos bronces en las pruebas de fondo, encaramándose a la cuarta posición del medallero atlético. Y dos de las principales estrellas de este país del cuerno de Africa recibieron esta misma semana sendos reconocimientos por sus éxitos en la capital china.

Tirunesh Dibaba, la mejor

atleta etíope de todos los tiempos, fue nombrada Jefa Superintendente por su club, el Prisons Police, y el propio ministro de asuntos federales de Etiopía, Maeregu Habtemariam, le hizo entrega de su nuevo uniforme. De esta forma, superó en rango al mismísimo Haile Gebrselassie y alcanzó una graduación que sólo posee el otro gran mito del atletismo femenino de este país, su prima Derartu Tulu, campeona olímpica de 10.000 metros en Barcelona’92 y en Sydney’00.

La pequeña de las hermanas, Dibaba, se coronó en Pekín campeona olímpica en 5.000 y 10.000 metros, repitiendo la gesta que había logrado en los Mundiales de Helsinki’05. Además, la pequeña de las Dibaba posee cinco oros en Mundiales de Cross y detenta el récord universal de 5.000 m, tanto al aire libre como en pista cubierta.

Fue un día muy emotivo para Tirunesh Dibaba, ya que Sileshi Sihine, su novio desde hace años y futuro marido (se casarán en breve), juró también su cargo como Oficial Mayor, tras ser plata en 10.000 m en Pekín, por detrás de Kenenisa Bekele. El atleta de Sheno repitió así la segunda plaza lograda cuatro años antes en Atenas y la sumó a sus segundas plazas en 10.000 metros en los Mundiales de Osaka’07 y Helsinki’05 (donde también se colgó la plata en 5.000 metros).

También continúa avanzando la construcción del ‘Hospital Tirunesh Dibaba’, un proyecto fruto de la colaboración entre los gobiernos de Etiopía y de China, que estará ubicado en uno de los suburbios más humildes de Addis Abeba, el de Akaki-Kaliti. Además, Dibaba y el genial Kenenisa Bekele recibieron la pasada semana un Toyota Corolla valorado en alrededor de 30.000 euros, de manos del primer ministro Meles Zenawi.

Fuente: sport.es

ENLACES:

1563. Tirunesh Dibaba firma el doblete olímpico con su oro en 5.000 metros. LA ETÍOPE DOMINÓ EN TODO MOMENTO. Elvan Abeylegesse, plata...

1410. La etíope Tirunesh Dibaba logra en 10.000 el oro olímpico que le faltaba. EN UN MANO A MANO CON LA TURCA ELVAN ABEYLEGESSE.

523. La etíope Tirunesh Dibaba establece un nuevo récord del mundo en los 5.000 metros. El podio lo completaron la kenianas Wangui y Ejegayehu.

503. Onyia también gana los 100 vallas de Oslo. Dibaba (14'11"15) muerde 5"48 al récord mundial de 5.000 metros.

1888. Siete padres para Jelimo. Charles Kibiwot Bungei, de 62 años, profesor de la Escuela Secundaria de Koyo: yo soy el padre, todo el mundo lo sabe



La vida de Pamela Jelimo ha dado un giro de 180 grados en estos últimos meses. Antes de agosto, cuando consiguió en Pekín el título olímpico de los 800 metros, y sobre todo después de haber ganado en septiembre el premio gordo de un millón de dólares en la Liga de Oro, muy pocas personas estaban interesadas en su vida y en la de su familia. Hoy, en cambio, hay siete hombres que afirman ser su padre y cientos de otros que le han pedido matrimonio.
Es obvio que este cambio en cuanto al «interés» que ha despertado su persona lo ha producido la nueva condición económica de la atleta keniana, teniendo en cuenta que la mayoría de los 35 millones de habitantes de este país viven con un dolar al día.
La aparición de los pretendientes a marido es lógica. Para explicar el de los siete padres hay que remontarse bastante atrás, hasta cuando la madre de Pamela, Esther Roda Cheptoo, era casi una niña.
Padre y madre a la vez
Según una costumbre de la tribu Nandi -que habita al norte del Valle del Rift, la zona que más campeones ha dado al mundo del atletismo- a la que pertenecen, cuando una familia no tiene más que hijas, una de ellas debe asumir el papel del «hombre» de la casa y se tiene que hacer cargo de los mayores de la familia (padres y abuelos), del ganado y de todos los problemas que surjan en la casa. Su estatus le permite tener hijos, pero no puede casarse porque es «un hombre». Si tiene hijos no existe la figura del padre oficial y se asume sin problemas que pueda cambiar de pareja con asiduidad.
Este fue el papel que se le asignó a Esther Roda Cheptoo, quien tuvo así nueve hijos. Pamela fue la tercera.
Roda siempre quiso que Pamela tuviese estudios, aunque fuesen mínimos. Pero la pobreza de la familia era grande y cada uno de ellos tenía asignada una misión para intentar subsistir y ayudar a la familia. En este caso, Pamela era la encargada de vender la leche de la vaca que tenían.
Así adquirió muy pronto una madurez impropia de su edad (el 19 de diciembre cumplirá 19 años), que le ha servido para poder enfrentarse en las pistas a atletas mucho más veteranas que ella.
Además de estudiar, su madre se empeñó también en que hiciese atletismo -«de la pobreza se sale corriendo», es un eslogan muy utilizado en estos países- y pronto destacó en las categorías júniors. Esto le permitió entrar en la policía, donde ganaba 5.000 chelines kenianos (68,40 dólares).
Hoy todo ha cambiado. Pamela se ha convertido en la primera mujer keniana campeona olímpica, en el primer atleta keniano en ganar la Liga de Oro -en 1999 fue descalificado Bernard Barmasai (3.000 metros obstáculos) cuando aseguró en una radio que había convencido a su compatriota Kosgei para que se dejase ganar en una carrera- y sus ingresos de esta temporada llegan casi a los cuatro millones de dólares. Es por esto por lo que ha sido recibida con honores de heroína en la aldea Kaptomok Koyo Nandi, donde habita su madre, y por lo que le ha concedido el Gobierno de su país una gratificación de 50.000 dólares y un pasaporte diplomático. La época del hambre y de las penurias han pasado ya a mejor vida.
Y por esta capacidad suya de convertir en oro todo lo que toca es por lo que han salido a la luz los hombres con los que ha podido tener relaciones su madre.