Rafa NadalEsta es la plaza de toros de Las Ventas, estos son sus toriles, y por aquí se llevan a los toreros heridos a la enfermería. Lo primero que hicieron los tenistas estadounidenses al llegar el domingo a la monumental madrileña, donde disputan desde hoy su semifinal de la Copa Davis contra España, fue interesarse por cómo un torero corneado puede superar los burladeros. Se lo explicó su doctor, viejo en años y experiencias. Separaron entonces los tenistas sus ojos de los negros barrotes que señalan la entrada al dispensario, los dirigieron hacia donde debía estar el albero, y se encontraron con una pista de tierra batida. La conclusión fue clara. "¡Esto es un nuevo tipo de pista!", dijo Mardy Fish. "¡Tierra sobre tierra! Horrible. Lo nunca visto".
VIDEO - AGENCIA ATLAS - 10-09-2008
La plaza de toros se transformará en la segunda mayor pista de tenis del mundo - AGENCIA ATLAS
Hoy, al sol del mediodía, Sam Querrey abrirá la eliminatoria contra Rafael Nadal, el titán de la arcilla. Caminarán los dos hacia el ruedo. Sentirán cómo su pelo se agita con el viento, la maldición que conjuran los toreros lanzando al aire papelillos. Y pisarán la roja tierra batida. Más de 20 operarios llevan diez días adaptando la pista a los deseos de los españoles. Es el antídoto contra la altura.
"A nivel del mar, viniendo yo rodado sobre tierra, podría sentirme cómodo", explicó el número uno; "pero después de mucho tiempo sin jugar en tierra y con estas difíciles condiciones de altura... Cuesta que la bola caiga. Quien pega el primer tiro fuerte hacia un lado, que es lo que ellos hacen bien, hace difícil la recuperación del otro. Es difícil jugar con control".
Los españoles, que no se negaron a competir en la capital, hubieran preferido jugar al nivel del mar. Madrid, sin embargo, está a más de 600 metros de altura. Que Pedro Muñoz, presidente de la federación, no escuchara sus preferencias, como había prometido, provocó una ruptura total entre los jugadores y el dirigente. Las heridas, que venían de antes, siguen abiertas. Muñoz y los tenistas no se rozan. El mandatario observa los entrenamientos lejos de la pista, con la americana bajo el brazo, y durante el sorteo del orden de juego sólo vio espaldas. Los tenistas guardan sus palabras para los pisteros.
"Nos han ido pidiendo que añadamos más tierra. El objetivo era conseguir que la bola bote mucho y que vaya lenta", explica uno de los responsables de la instalación de la pista, que ha obligado a excavar la plaza entre 60 y 80 centímetros en el punto máximo para colocar las tres capas que la componen. Primero hubo que esperar a que acabaran Las ocho naciones del toreo, la novillada que se celebró hace dos domingos. Luego hubo que escuchar diariamente los consejos de los españoles, preocupados por la velocidad, el grado de compactación, o la solidez del firme. Y, finalmente, en un infinito concierto de carretillas, redes y operarios manchados de arcilla, que unido al canon federativo y al acondicionamiento de la plaza le ha costado al menos tres millones de euros a la Comunidad de Madrid, se ha terminado una pista a medida. Lo dijo Andy Roddick, la estrella estadounidense: "Nunca vi una pista en la que las bolas dejaran marcas tan profundas". Como las pezuñas de los toros.
Nadal, que acabó agotado el Abierto de Estados Unidos, deberá estrenarla. Según los gritos de David Ferrer, que hoy juega contra Roddick, está recuperado. "¡Tírame una bola normal, perro!", le pedía, porque aquello no eran pelotas, sino martillos. "¡Me tiras bolas que pesan un huevo! ¡Así no siento ni una!". Se quejaba Ferrer de que Nadal no le dejara iniciar el peloteo con la tradicional bola de cortesía. Y Nadal, el de la camiseta provocativa -kiss my ace, bésame el saque directo-, se reía. Bueno para España. Malo para Estados Unidos.
Fuente: el pais.com
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