Margarita Fuentes Pila se impuso a Esther Desviat e Isabel Macías
Margarita Fuentes Pila, inmensa, conquistó su primer título de campeona de España en la distancia de 800 metros El vallista Diego Cabello y Zulema Fuentes Pila se colgaron la plata y Marta San José dio un salto de bronce en el concurso de longitud.
Los atletas cántabros han exhibido una gran calidad en los Campeonatos de España que concluyeron ayer en Santa Cruz de tenerife. Si en la primera jornada, la del sábado eran Ruth Beitia (altura e Iris Fuentes Pila (1.500 metros) las que subieron a los más alto del podio, ayer, domingo, cayeron otras cuatro medallas más. La pequeña de las hermanas Fuentes Pila, Margarita, estuvo inmensa en la prueba de 800 en la que se proclamó campeona de España. Con la ausencia de la reina de esta distancia, Mayte Martínez, Margartita se creció y con un registro de 2:13.63 resultó inalcanzable en la recta para Esther Desviat, que lo intentó a fondo antes de ceder el segundo lugar a Isabel Macías.
El vallista Diego Cabello logró el subcampeonato nacional en la prueba de 400 m.v., por detrás de Javier Sagredo, mientras que Zulema Fuentes Pila, no pudo con Rosa Morató en la final de los 3.000 obstáculos. La pupila de José Manuel Abascal se tuvo que conformar con la plata y con un registro de 10.04.92, muy alejado de su mejor marca conquistada hace una semana en Atenas.
Por su parte, la saltadora santanderina Marta San José se subió hasta el tercer escalón del podio en la prueba de longitud. La atleta del Aseficán Piélagos ganó la medalla de bronce con un salto de 6,10 metros.
Récord
Pero fueron el récord mundial de Paquillo Fernández en 10.000 metros marcha (37:53.09), otro de España para Mario Pestano en disco (69,50) y el triunfo de Arturo Casado en 1.500 las notas de calidad para un remate espectacular de estos los Campeonatos de España de atletismo, a doce días de los Juegos Olímpicos.
Las escenas, como diapositivas que pasan ante los ojos de los espectadores, retratan el resultado de la final de 1.500. A Arturo Casado la sonrisa se le sale por las orejas. Reyes Estévez muestra una media sonrisa maliciosa. Juan Carlos Higuero explota una botella de agua contra el suelo. La prueba predilecta del público se reordenó. Las 4.000 personas que atiborraban el CIAT se pusieron en pie en cuanto los atletas enfilaron la recta. La última. El desenlace. A ver quién es más rápido. No hubo más. La gente se asoma por las rejas. No quedaban entradas y nadie quería perderse el sprint que repartía los billetes para Pekín, que resolvía la competencia más excitante del atletismo español. Y sorprendió.
Casado
Casado no se fundió ante el ataque de Higuero, el libreto de cada verano. Y el leonés, en cuanto vio que cedía la corona, notó como entraba la espada hasta la bola. Tras él, Reyes Estévez llegaba como un expreso incontenible. Y así, entre Casado y Reyes relegaban al campeón a una dolorosa tercera plaza.
La nueva jerarquía, aparentemente, vino dada por los últimos 100 metros. Parecía que el más rápido se llevo el oro y el más lento, el bronce. Pero no. Casado cocinó su triunfo durante los 1.400 metros anteriores. Este estadio está demasiado expuesto al viento y Estévez e Higuero prefirieron correr más resguardados. Al contrario que el del barrio de Santa Eugenia. Eolo no le asustó. «A estos ritmos», explica Casado, que se impuso con una marca de 3:51.51, «el viento no molesta. Por eso decidí defender la cuerda durante toda la carrera y desgastarme menos». El madrileño ya sólo piensa en el atletismo. Hasta ahora había compartido sus esfuerzos con los estudios. Pero ya es licenciado en INEF y eso, según él, es vital. «Lo he notado muchísimo. Estoy más concentrado y tengo menos estrés. Y eso se nota luego con los resfriados y las lesiones».
Reyes hizo una lectura idéntica. «Arturo iba delante y eso le ha permitido salir primero de la curva y comenzar antes a sprintar».
Poco importó esto al catalán. Al fin regresa a una gran competición, de donde nunca debió salir el mediofondista español con más clase. Reyes Estévez, doble medallista de bronce en unos Mundiales, había desaparecido del escaparate internacional desde que fue undécimo en Helsinki'05. E Higuero, después de estar sentado cinco minutos con la mirada perdida, encuentra un consuelo. «En pista cubierta me pasó lo mismo: me ganó Casado en el Campeonato de España y luego fui bronce en el Mundial».
Pestano
La gente vibró con el 'milqui'. Pero la locura, en verdad, llegó después. Los canarios saltaron de sus asientos cuando el tinerfeño Mario Pestano, de Arona, empujó su récord de España hasta los 69 metros y medio. A casi un metro del anterior (68,61). La marca tiene un valor enorme por el momento que llega, a las puertas de las Olimpiadas. Porque Pestano ha escalado hasta la tercera plaza del ranking mundial del año. El canario sólo está por detrás de dos discóbolos tremendos: el estonio Gerd Kanter (71,88) y el lituano Virgilijus Alekna (71,25).
El más emocionante
Fue el momento de los Campeonatos de España. El más emocionante. Para la gente y para el atleta. «Me temblaban las piernas», confesó Pestano, eternamente agradecido por crear un ambiente mágico en un concurso que no olvidará en su vida. La comunión con sus feligreses, todos vestidos de azul, dando palmas hasta cuando no correspondía, fue inolvidable para el discóbolo. «Me lo llevo en el corazón. Hoy no voy a dormir». Aunque piensa que lo mejor aún está por llegar. «Todo el mundo tiene una medalla y yo también la quiero. Voy a Pekín a por ella», dijo el canario.
Fuente: el diario montañes.es
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