En el Hotel Ahok en New Delhi, el día de 27 marzo, 2008, he sentido un golpe al corazón y una onda de tristeza cuando Su Santidad, el XIV Dalai Lama, respondiendo a la pregunta de Piero Cerri, un antiguo estudiante de budismo tibetano, sobre que cosa podemos hacer para contribuir a una solución pacífica de la cuestión tibetana, ha respondido que el Tibet, junto a su rica herencia cultural está en vía de extinción, se está muriendo.
No es que no lo sepamos, pero estas pocas palabras, pronunciadas con un largo suspiro, me han roto el corazón y me han hecho decidir que debemos y podemos hacer algo.
Para todos aquellos que han sido tocado, en un modo o en otro, directamente o indirectamente, del budismo tibetano en general y de S.S. en particular, este es el momento de hacer algo, por que si no podría ser demasiado tarde.
Quién ha estado tocado sin lugar a dudas sentirá esta llamada, pero también quién no ha tenido una particular conexión sentirá un fuerte sentido de injusticia leyendo las noticias y los argumentos que he recopilado a continuación.
La primera y más importante razón para hacer algo para salvar la rica cultura tibetana es que en ella están contenidas enseñanzas que tienen el potencial, si se mete en práctica, de contribuir en un modo significativo a resolver muchos de los problemas que la humanidad, e incluso, el mundo vegetal y animal, están experimentando hoy.
La demostración del tipo de transformación que estas enseñanzas tienen la capacidad de hacer y ¡¡estaban de frente a mi aquél día en el hotel Ashok!!
Durante el discurso pronunciado en Washington con motivo de haberle concedido la medalla de oro, S.S. agradeciendo a todos dijo que los valores humanos que, está siempre, empeñado en promover, le han sido transmitido primero de su madre y después de sus maestros, y subrayó que era gracias al ambiente cultural en el que había crecido que había tenido la posibilidad de haber sido primero expuesto a esas cualidades interiores y después de haberlas podido cultivar.
Esto demuestra, como es, también, nuestra la responsabilidad e contribuir a la salvación de esta cultura que es de considerarse “un patrimonio de la humanidad” y como tal debería estar protegida.
Proteger esta antigua joya que tiene la capacidad de responder a muchas de las cuestiones modernas, comienza por informarse sobre los hechos: debe de ser nuestra responsabilidad buscar las noticias verdaderas.
Desde el punto de vista de la historia moderna, el Tibet ha sido víctima de una de las más grandes maniobras colonizadoras de los últimos 50-60 años.
Un inmenso territorio (no solo aquél bajo el nombre de TAR: Tibetan Autonomous Región, sino todas aquellas áreas de cultura tradicionalmente tibetana anexas directamente a la República Popular China y que son grandes, dos veces el TAR y englobadas hoy en Qinhai, Sichuan, Gansu e Yunnan), con sus habitantes, recursos naturales, especies vegetales y animales rarísimos, han cambiado de propiedad, pasando de manos de sus legítimos y originarios propietarios a unas de las más potentes y pobladas naciones de la tierra.
No es que esto no haya sucedido ya en el pasado en gran escala, pero el Tibet ha sido uno de los ejemplos más recientes de una política colonialista obsoleta y antigua que impone apropiarse de la tierra de su propio vecino para alcanzar el objetivo de la propia seguridad nacional.
Con el consiguiente porcentaje siempre más alto del balance nacional que debe emplear para seguir garantizando la posesión de estos territorios.
De todos modos bajo los ojos de India, Inglaterra, América y Rusia que miraban para otro lado, teniendo otros puntos sobre sus agendas con China, las invasiones, violaciones y anexiones del Tibet se efectúa entre el 49 y el 59.
Aquella vez el mundo dio la espalda al Tibet, pero hoy, gracias a una nuevo conocimiento de la humanidad en su conjunto, podemos evitar que se repitan los mismos errores porque nos damos cuenta que la perdida de esta cultura es nuestra perdida y el genocidio de este pueblo es como la muerte de una parte de nosotros mismos y ambas cosas son inaceptables.
El genocidio del pueblo tibetano se esta haciendo con gran rapidez a través de que se está transfiriendo población china, con el consiguiente tentativo de que se asemejen los tibetanos a los chinos.
Las cifras son alarmantes: en la capital, Lhasa, lo tibetanos representan, ya hoy, solo una minoría de la población, cerca de un tercio es la actual tendencia que lleva a empeorar la situación. Según fuentes fiables, después de los juegos olímpicos, otro millón de chinos se establecerán en el TAR.
Incluso desde el punto de vista ambiental hay motivos para que estemos muy preocupados de la irresponsable política china sobre el territorio tibetano considerando los daños, que de esa política se derivan y que todos nosotros tendremos que sufrir.
Con la misma velocidad con la que va la economía china, la misma velocidad con que avanza la economía china, va también la deforestación que está creando un efecto de desertización sobre la meseta tibetana con resultados observables incluso de imagines emitidas por satélites, donde se nota una columna de aire caliente que se alza desde las regiones orientales tibetanas y que va a molestar las fuertes corrientes de aire estratosféricas, o como también, la comprobada disolución de muchos glaciales.
La ‘actividad’ de deforestación ha reducido el área cubierta de la selva del 30 o 40%, según de la regiones, entre el 1950 y el 1985. Además nuevas carreteras se siguen construyendo para alcanzar las comarcas más aisladas con ulteriores deforestaciones y destrucción del hábitat natural.
Por no hablar de la situación del agua con el terrorífico doble proyecto de desviar el agua y construir la más grande estación hidroeléctrica en el mundo sobre el rió Yarlung Tsampo (Brahamaputra) que tendría consecuencias catastróficas para todos los países orientales bañados actualmente por sus aguas que quedarían secos y se verían obligados a comprarle el agua a los chinos si este proyecto se llevara a cabo en el 2009.
El proyecto incluye el uso de material nuclear en las explosiones (PNE: Peaceful Nuclear Explosión) necesarias para construir un túnel de 10 milla a través del monte Namcha Barwa como también la inundación y consiguiente desaparición del extraordinario y todavía no completamente clasificado hábitat del cañón “de la Grande Curva” que solo recientemente ha sido explorado a fondo y declarado el más largo y profundo cañón en el mundo.
Este área se llama en tibetano Pema Ko y ha sida considerada sagrada desde generaciones de tibetanos.
La problemática insita en el irresponsable uso del agua por parte de las autoridades chinas no se puede ser subes timado considerando el hecho que en la meseta tibetana nacen tres de los diez mayores ríos del mundo: el Brahmaputra (o Yarlung Tsampo en Tibet), el Yangtze y el Mekong; como también muchos otros grandes ríos: el Río Amarillo, el Salween, el Arun, el Karnali, el Sultej y el Indo.
El 90% de sus aguas fluye en China, India, Bangladesh, Nepal, Pakistán, Tailandia, Myamar, Laos, Cambogia y Vietnam.
Para concluir, es realista considerar que el problema ambiental tibetano afecta no solo a seis millones de tibetanos, también a muchos otros millones de habitantes de los países que lindan e indirectamente a todos nosotros, dado que han sida probadas las consecuencias a nivel mundial de los daños producidos a nivel local.
Una vez más no puedo evitar de considerar la enorme aportación al humanidad formado por el principio tantas veces mencionado por S.S., es decir aquel de la interdependencia. No solo desde el punto de vista filosófico, como columna central de las enseñanzas budistas, pero también por lo que se refiere a los intentos de resolver las problemáticas políticas, social y ambiental este principio de la interdependencia, patrimonio de la cultura tibetana, es altamente significativo y útil.
Solo teniendo en cuenta esto podremos comprender como todos nosotros dependemos los unos de los otros y como sea irreal pensar de resolver los problemas solo a nivel local, conseguiremos así apreciar la visión “del Camino del Medio” propuesto por S.S. y de su gobierno en el exilio para resolver la cuestión tibetana...
Alguien piensa que los daños a la cultura y al ambiente en Tibet sean irreversibles, pero muchos creemos que no sea aún tiempo de tirar la toalla y que esta no debe quedarse en una di aquellas batallas perdidas y olvidadas; si una solución pacifica se logrará rápidamente, hay todavía márgenes de posible curación aunque si las heridas infringidas han sido verdaderamente profundas.
Decía velozmente porque la nueva generación educada según los principios materialistas de las sociedad china están mostrando d comenzar a perder aquellas cualidades interiores que han hecho de S.S. y del budismo tibetano en general así de famosos.
Durante las revueltas espontáneas comenzadas el 10 de marzo y que todavía no se han acabadas, sea en el Tar que en Amdo y Kham y también en algunas ciudades chinas, se han producido accidentes violentos.
Violencia brutal del ejercito chino con perdida de muchas vidas humanas, las cifras exactas no han sido aún acertadas; violencias hechas por “provocadores disfrazados de tibetanos” y al final violencias por parte di algunos tibetanos como expresión de una frustración común derivada de años de humillaciones, marginaciones y abusos.
Todo esto se ha producido contemporáneamente ad una falta de las enseñanzas de los tradicionales valores culturales y espirituales tibetanos, porque señalados como “retrógrados” y “reaccionarios”.
A pesar de que estos accidentes sean limitados a pocos individuos, como decía Richard Gere durante una entrevista, es uno de los aspectos más tristes de los últimos acontecimientos porque demuestra de lo que han sido capaces los chinos.
En aquellos casos, aquellos tibetanos han perdido la esperanza de una solución pacifica y su recurso a la violencia como remedio a los abusos sufridos significa sucumbir frente aquella visión limitada de la cual los chinos han sido artífices. Como decía S.S., los políticos chinos deberían estudiar un poco’ de psicología humana y darse cuenta de que con su comportamiento pueden solo esperarse reacciones similares.
Si estos episodios de violencia, bajo la forma de daños a los edificios, tiendas y coches de la policía, son paragonados a las reacciones de muchísimos monjes y monjas que han tenidos que sufrir encarcelaciones y torturas por más de 20 años, nos damos cuenta del gran peligro que también los chinos están corriendo. En aquellos casos ha sido comprobado con mucho estupor que no aparentaban signos de traumas psicológicos al contrario habían sabido transformar aquellos periodos de enormes dificultades en una palestra espiritual donde incrementar sus cualidades interiores. Estos individuos crecidos al la sombra de la milenaria cultura tibetana consideraban la perdida de compasión por los chinos o el deseo de enfadarse con ellos como el peligro más serio que habían tenido que afrontar durante sus largo cautiverio.
Imaginemos al contrario por un momento, como nos aconseja de hacer el Prof. Robert Thurman (profesor de Estudios Budistas Indo-Tibetanos al Departamento de Religión a la Columbia University de N.Y. y padre del actriz Uma Thurman) todo otro escenario, un escenario que, como dice Richard Gere, no está de todas formas así lejana dado que necesita esencialmente solo un cambio en la manera de pensar.
Imaginemos al presidente chinos Hu Jintao ganar, no el oro olímpico, mas el Premio Nóbel de la paz por haber decidido sentarse a la mesa de tratativas y escuchar por fin aquello que S.S. está diciendo desde los años setenta.
Por haber tomado con valor esta oportunidad que “hace temblar la tierra”. Por haber comprendido que está en el interés mismo de la estabilidad, unidad y prosperidad de la Republica Popular China de garantizar una autentica autonomía administrativa a los tibetanos de las tres regiones (U y Tsang, Amdo, Kham) con la consiguiente libertad por su parte de utilizar su lengua, profesar su religión, conservar su distinta manera de vida, transmitir los tradicionales valores de su cultura a la nuevas generaciones y poder cuidar el ambiente según los criterios ya ampliamente descrito en sus textos.
El presidente chino obtendría el máximo reconocimiento internacional y seria recordado por esto. De todas formas el gobierno chino podría encontrar nuevas soluciones, no explotadas hasta hora a causa de su actual ceguera, a los no pocos problemas sociales internos causados por una industrialización exasperada, por un deterioramiento ambiental sin precedentes, por una falta de valores morales, y concomitante y alarmante aumento de la criminalidad. Escuchar S.S. puede cambiar completamente la calidad de vida de más de mil millones de chinos, ayudándolos a recuperar su misma y antigua espiritualidad y a librarse de un modelo social excesivamente basado en valores materiales y militares.
En fin imaginemos que la razón venza la obsoleta y atávica creencia que se pueden todavía, en el siglo 21, ganar guerras con la fuerza y la brutalidad; imaginemos una victoria sobre la falta de esperanza que está, todavía citando el Prof. Thurman, el más grande obstáculo por la humanidad.
En esta época de la información, la lucha por la liberación debe incluir necesariamente la divulgación y compartición de informaciones e por eso me he permitido de tomarse algunos minutos de vuestro tiempo precioso y os pido de leer esta carta abierta e os vuelvo a pedir de divulgarla se os parece bien.
Fuente: Bianca María Teresa
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