Aimar Irigoien
Fuente: diariovasco.com
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Tenía que ser Berlín. El día que abandone el atletismo, a Haile Gebreselassie (Addis Abeba, Etiopía; 1973) siempre se le asociará con Berlín. Las 2h 3m 59s en que corrió ayer la maratón de la capital alemana -27s menos que su tiempo anterior- significaron para él mucho más que un nuevo renglón en su lista de 25 récords mundiales.
La preparación para los 10.000 metros de Pekín reforzó su velocidad
Pero dos semanas atrás se planteó renunciar por un problema muscular
Un año después de lograr su anterior plusmarca en Berlín, necesitaba buenas noticias para revitalizar su carrera. Tenía que regresar. Se estrenó en 2008 con un intento fallido de rebajar su registro en una prueba a su medida en Dubai. Corrió demasiado rápido en la primera mitad y fue incapaz de sostener el ritmo. Aun así, se quedó a sólo 23s. En abril, sorprendió al comunicar que no competiría en la maratón de los Juegos Olímpicos al temer el efecto de la polución en su asma. A pesar de las críticas y las presiones, se mantuvo en sus trece, pero volvió a provocar perplejidad al inscribirse en los 10.000 metros, una distancia en poder de su compatriota y gran rival Kenenisa Bekele. La exhibición de Bekele y su sexto puesto propiciaron comentarios sobre el relevo entre ambos, pero, a la vista de lo de ayer, todo formaba parte de un plan. Desde hace meses, Gebre solo tenía ojos para Berlín y, según contó ayer, la preparación para los Juegos le sirvió para reforzar su velocidad antes de regresar a Etiopía para completar su entrenamiento a 3.000 metros de altitud y viajar a Alemania en plenitud física.
Pero el plan a punto estuvo de torcerse. Hace no más de 15 días, forzó la máquina en un entrenamiento y completó 20 kilómetros en 58m, reveló ayer. Así, por segunda vez en pocos meses, pagó sus excesos y al día siguiente notó un bulto en el gemelo que le impedía correr por el dolor. Haciendo oídos sordos a su manager, Jos Hermens, desechó ir a Holanda para recibir un exhaustivo tratamiento medico y optó por descansar en su casa de Addis Abeba. La inseguridad se apoderó de él y, poco antes de volar a Berlín, dijo a su agente que renunciaba. Hermens empleó toda su capacidad de persuasión y le convenció para que se presentara allí dos días antes. Una sola sesión con el quiropráctico nada más aterrizar el viernes por la mañana aclaró el panorama: no había lesión, sino un leve problema linfático en forma de bulto que se deshizo con unos masajes en la cadera.
De pronto, le cambió la cara. El viernes descansó, el sábado se ejercitó sin molestias y ayer abandonó su habitación con la ilusión renovada: "Me sentí fuerte otra vez. Supe que lo podía conseguir". Al etíope y a los otros 40.000 participantes les aguardaba un día perfecto para correr: 18 grados de temperatura y un circuito llano y trazado para sacar lo mejor de cada atleta.
Esto es Berlín. Y en Berlín, un año después, Gebre volvió a volar. Desde el principio. En el kilómetro 5 había rebajado su parcial anterior en 8s. En el 10, en 11s; en el 20, en 18s; en el 30, casi en 30s. Sus liebres, tres kenianos, estaban respondiendo. En particular, Abel Kirui, que mantuvo el paso hasta el kilómetro 32, más allá de lo que se le había pedido. A falta de diez kilómetros, se anunciaba un mano a mano de Gebre con el cronómetro, pero el keniano James Kwambai aguantó su ritmo durante seis más. Lo suyo fue fantástico: 2h 5m 36s, casi cinco minutos por debajo de su mejor marca.
Los cuatro kilómetros finales de Gebre fueron una lucha agónica por no venirse abajo. Pero a falta de 500 metros ya sabía que el récord no se le escaparía. Nada más cruzar la Puerta de Brandeburgo, se reencontró con miles de berlineses que le aguardaban emocionados a ambos lados de la avenida 17 de Junio. Todos querían revivir la gesta del año pasado y convirtieron su último esfuerzo en una marcha triunfal para un hombre que ya es un berlinés más.
Han pasado 14 años desde que Haile Gebreselassie destronara al marroquí Said Auita como rey de los 5.000 metros. Entre aquella primera plusmarca y la de ayer son 25 los récords que atesora el etíope. Además de ser el primero en correr la maratón en menos de 2h 4m, suyas son los tres mejores registros.
"Definitivamente, sí: éste ha sido el mayor logro de mi carrera", afirmó Gebre nada más cruzar la meta. La angustia acumulada en las últimas semanas y en un mal año en general hizo que explotara de alegría. Ni siquiera perdió la sonrisa cuando le preguntaron por enésima vez sobre su verdadera edad. "En el calendario etíope, 1973 existe igual", respondió. "Me veo capaz de rebajar la marca en medio minuto. El problema es que ya no sólo corro contra el tiempo. Ahora también corro contra mi edad", agregó.
"De verdad, ésta es una de esas victorias que ocurren sólo una vez en la vida", comentó mientras los aficionados no cesaban de aplaudirle y corear su nombre con admiración. "Si no fuera por los berlineses, no lo habría logrado", concluyó.
Fuente: el país.com
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No pudo haber un mejor estreno. Fernando Alonso abrió la historia del circuito de Singapur con una victoria tan loca como brillante en la que la fortuna jugó un papel crucial para definir el primer podio del asturiano esta temporada. El trazado urbano y nocturno de Marina Bay cumplió el sueño más inesperado de Renault, ver a su piloto en lo más alto del cajón. No faltaron incidentes. Estaban reservados para el último momento, cuando los nervios más a flor de piel estaban por un Mundial que empieza teñirse de color británico a falta de tres citas. El accidente de Piquet convulsionó el Gran Premio y transformó la carrera, relanzó a su compañero y poco a poco, con los dedos cruzados, Alonso caminó hasta meta para demostrar que lo más impredecible es posible en la Fórmula Uno.
Sólo Fernando y Kubica pusieron emoción a la salida. La buena tracción de los Ferrari no dejó lugar a los adelantamientos y mientras el trío de cabeza se mantenía sin cambios, el asturiano inició el ataque desde la decimoquinta posición, apurando la frenada y saltándose la primera chicane. Coulthard, Webber y Button fueron sus víctimas, y desde la duodécima plaza insistió en una carrera monótona hasta que Nelsinho Piquet inició la revolución. Lo demás fue cuestión de suerte. Sin duda, Singapur guardaba sorpresas. En la vuelta 14, el compañero de filas del español patinaba hasta estrellarse contra el muro y obligaba al safety car a hacer su primera aparición del fin de semana, pero Alonso ya había realizado su primera parada en boxes.
Con el paddock cerrado por la presencia del coche de seguridad en pista y todos los 'grandes' descargados de combustible, la misma fortuna que ayer arruinó la calificación a Fernando le premió con la quinta posición. Rosberg, Trulli, Fisichella y Kubica pasaron a liderar la comitiva, pero el líder tenía pendiente una sanción, los dos italianos una entrada a repostar y el polaco una sanción de un stop and go de diez segundos.
La ruina golpeó esta vez a Felipe Massa. El brasileño apuró su depósito de gasolina para no ser sancionado y cuando le tocó su turno, el equipo arruinó todas sus opciones. El semáforo que Ferrari utiliza para indicar el regreso a pista se puso verde cuando el mecánico encargado de la gasolina todavía no había extraído la manguera y Massa arrancó con tal mala suerte que arrancó parte del sistema de repostaje. El rostro del brasileño al final del pit-lane parado y con el tubo colgando de su depósito era reflejo de su agonía. Cualquier error a estas alturas puede acabar con sus opciones al título. Sólo al final podrá decirse si Singapur fue la clave que decidió el Mundial.
Poco a poco, las aguas volvieron a su cauce. La entrada de Trulli a repostar dejó a Fernando Alonso comandando la carrera por primera vez desde el Gran Premio de Brasil del año pasado con la amenaza de Rosberg, Coulthard y Hamilton en su retrovisor y el hándicap de un circuito enlatado en el que adelantar a un piloto se considera casi una heroicidad y donde la potencia de los motores no es tan importante como la pericia de los pilotos.
Singapur traía dos carreras. Una, la de Alonso; otra, la de Hamilton. El británico, cuarto, apenas presionó a David Coulthard y completó su actuación con la calculadora en la mano, sonriendo bajo el casco por un futuro que ahora se pintaba mejor. Con su principal rival por el título en decimosexta posición, la presión se limitaba a mantener su coche en pista y esperar a que el devenir le colocara en el podio. El ex compañero del asturiano sobrepasó al escocés antes de su última carga de combustible y ya pisaba el cajón. Todo salía a la perfección. El ritmo del Renault estaba a la altura y la destreza de Alonso era impecable.
Al final, nuevo coche de seguridad y más accidentes. Las esperanzas de Vettel y Kimi Raikkonen acabaron estrellados contra el muro mientras la carrera volvía a ser una procesión. No peligró la victoria ni el segundo cajón de Rosberg. Los muros ya apenas se rozaban y la locura se desataba dentro y fuera de la pista. El box de Renault era una fiesta y Alonso gritaba de júbilo metido en su monoplaza mientras hacía 'pajaritos' con las manos. Sonaba el himno español en el podio. Primera victoria de Alonso en el primer Gran Premio de la historia de Singapur. El mejor regalo para una temporada aciaga.
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Fuente: el país.com
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Sus gestos al bajarse del coche no engañaban a nadie. Fernando Alonso estaba desesperado. Su coche, el R28, se le paró de golpe por un problema con la bomba de gasolina cuando estaba concluyendo su primera vuelta de la segunda tanda de la cronometrada y le dejó tirado en la escapatoria de una de las últimas curvas. "Hemos perdido la mejor oportunidad de la temporada", aseguró todavía compungido. "La carrera está perdida, porque aquí no se puede adelantar. Y es una lástima porque podía estar entre los dos o tres primeros seguro", afirmó el asturiano, que saldrá 15º en el Gran Premio de Singapur.
"La carrera está perdida, aquí no se puede adelantar", se lamentó el asturiano
Su moral estaba por los suelos y no era para menos. Alonso había conseguido generar de nuevo ilusión en torno a su Renault, después de haberlo situado en primera posición en dos de las tres tandas de entrenamientos libres, incluida la matinal del sábado, previa a la cronometrada. "El coche nunca había ido tan bien", comentó el doble campeón mundial. "Aunque no creo que haya cambiado mucho en relación a Monza [en Singapur incorpora un nuevo alerón delantero, la última evolución del año], pienso que había conseguido ajustarlo muy bien para este circuito y que había aprendido el trazado rápidamente", observó el piloto asturiano a pesar de no tener simulador.
Ayer por la mañana, Alonso marcó un tiempo de 1m 44,5s, seis décimas mejor respecto a Lewis Hamilton en siete respecto a Felipe Massa. Las expectativas eran excelentes. Sin embargo, al final, Massa colocó su Ferrari en la pole position con 1m 44,8s, Hamilton fue segundo a seis décimas y Raikkonen, tercero, a ocho. La segunda fila la completó Robert Kubica. Alonso, en cambio, vio cerradas de golpe sus opciones y concluyó con la peor clasificación del año -había sido 12º en Australia y en Valencia-, el día en que más esperaba.
"¿Mañana? Nada. Ver la bandera de cuadros y coger el avión", respondió al ser preguntado sobre sus posibilidades en la carrera. "Estoy decepcionado por la oportunidad que hemos perdido. Pero este año ya me estoy acostumbrando a ello, por desgracia. En otras circunstancias no lo lamentas tanto porque ves que acabarás entre el octavo o el noveno y pierdes poco. Pero aquí, tras el sexto puesto en la primera sesión de la crono, estaba decidido a atacar a fondo e incluso a salir en la Q3 con poca carga. Estar en la primera línea no era descabellado. Ahora las posibilidades son mínimas. Saliendo 15º no creo que ni siquiera un safety car pudiera ayudarme". Las previsiones son de lluvia, pero lo eran también ayer y no llovió.
Alonso negó que una situación como la de ayer vaya a incidir en su decisión sobre el futuro. "No influirá. Un fallo mecánico puede producirse, aunque el momento es el más triste", afirmó. "La lectura positiva es que el coche funcionó muy bien. Y me gusta comprobar que, junto a Ferrari y McLaren, somos los que más hemos mejorado. Es un punto a favor del equipo". Renault sigue siendo su opción más firme. Pero Honda le espera y BMW no ha decidido.
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El italiano Valentino Rossi ha reconquistado la corona de Moto GP y se ha proclamado en Japón nuevo campeón del mundo. El piloto de Yamaha, de 29 años, que ha ganado esta temporada siete carreras, sólo necesitaba quedar entre los tres primeros aunque ha sido primero en el circuito de Motegi. Il Dottore no ganaba en Japón desde 2001 aunque hoy se ha impuesto con claridad ante su gran rival, Casey Stoner, para sumar su octavo título mundial, el sexto en la categoría reina.
Tras vencer la carrera, ha comenzado el "espectáculo Rossi". El piloto de Yamaha se ha puesto una camiseta en donde se podía leer "Perdón por el retraso" y el dibujo de un reloj marcando 8, el número correspondiente a todos sus títulos mundiales. Pedrosa ha acompañado en el podio a Rossi y a Stoner. El español ha protagonizado un duelo en las últimas vueltas con su compatriota Jorge Lorenzo.
En 250 cc, el italiano Marco Simoncelli (Gilera), líder del Mundial, se ha impuesto al español Álvaro Bautista (Aprilia), segundo en la clasificación del campeonato. En tercera posición ha entrado el español Alex Debón (Aprilia).
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Se apagó el azul. La mirada transparente de Paul Newman se rindió el viernes al embiste de un cáncer de pulmón que cerró para siempre los ojos más alabados de Hollywood. Películas como El buscavidas, Marcado por el odio o El juez de la horca están impregnadas del talento de este actor incorruptible al que la fama no consiguió transformar en carne de revista rosa. Tan célebre por su trabajo como por su activismo político, su generosidad filantrópica y su pasión por la velocidad (era piloto de automovilismo), Newman falleció en su granja de Westport (Connecticut) a los 83 años. Con cerca de un centenar de títulos a sus espaldas, un Oscar al mejor actor, otro honorífico, un premio de la Academia por su labor humanitaria y nueve candidaturas, sabía que la muerte le acechaba y el pasado agosto optó por abandonar el hospital y los tratamientos médicos para disfrutar en la intimidad de sus últimos días.
Ha repartido más de 150 millones de euros en fines benéficos
Creó un centro de rehabilitación de drogas en nombre de su hijo, Scott
"Su arte era la actuación. Su pasión, las carreras. Su amor, su familia y amigos. Y su corazón y su alma los dedicó a contribuir a que el mundo fuera un lugar mejor para todos". Éstas eran las palabras con las que ayer anunciaba su muerte la Newman's Own Foundation, creada con el dinero de su multimillonario negocio de condimentos para ensalada. Lo creó en los años ochenta jugando entre pucheros -amaba la cocina-, y de manera altruista nunca lo explotó para sí, repartiendo con fines benéficos más de 150 millones de euros.
Pero antes que sus aliños, el mundo saboreó en todo su esplendor los ojos de Paul Newman en 1958, cuando la llegada del color a Hollywood permitió que pudieran llenar de azul la pantalla por primera vez en la película, Un largo y cálido verano. Aquel filme, el sexto de su carrera, por el que consiguió el premio al mejor actor en el Festival de Cannes, también supuso el encuentro con la actriz Joanne Woodward, que se convertiría en su segunda esposa. Cincuenta años después, la actriz seguía a su lado el día de su muerte. Newman trabajó con ella en 11 filmes y la dirigió en cuatro, incluida la aclamada Rachel, Rachel. En una industria donde el consumo de parejas parece la norma, Newman también supo ser diferente. "¿Si tengo un filete en casa, para qué me voy a comer una hamburguesa?", bromeó en los años noventa respecto a las "tentaciones".
Y no tuvo pocas. Trabajó con las mejores actrices de su generación, desde Elisabeth Taylor en La gata sobre el tejado de zinc hasta Lauren Bacall en Harper investigador privado. Pero la pareja con la que realmente marcó época no tenía nombre de mujer. El western Dos hombres y un destino convirtió a Paul Newman y Robert Redford en el fenómeno comercial de 1969, algo que volvió a ocurrir en El golpe, otro clásico de los setenta, donde repetían en la piel de personajes marginales como los que Newman buscó siempre para huir de los papeles de galán a los que Hollywood deseaba unirle para explotar su belleza.
Extremadamente autocrítico, compartió método con Marlon Brando y James Dean, estudiantes como él del New York Actors Studio de Lee Strasberg, que inyectó el naturalismo en toda aquella generación de actores. Nacido en Cleveland (Ohio), dio sus primeros pasos en Broadway y la televisión pero su primera película, El cáliz de plata, le frustró tanto que, cuando años después el filme se emitió por televisión, compró una página entera en Los Angeles Times para decir: "Paul Newman les pide disculpas por cada noche de esta semana".
En su búsqueda por huir de los papeles de "guaperas", fue uno de los primeros actores que le compró a la Warner su contrato con el estudio para poder elegir con libertad a principios de los sesenta, coincidiendo también con su huida de Hollywood -se instaló en la costa Este-. "Sólo cuando te alejas de California aprendes a no tomarte en serio", dijo. Alejarse del mundo de las estrellas le acercó a la realidad. Se implicó activamente en la lucha por los derechos civiles y contra la guerra de Vietnam, ganándose enemigos como el presidente republicano Nixon, una enemistad de la que presumió toda su vida.
Achacó al aburrimiento por el cine el descubrimiento de una nueva pasión, las carreras, que conoció a través del filme Winning en 1969. Tardó cinco décadas en conseguir su primer Oscar. Fue en 1986, un honorífico a su carrera. En 1987 le llegaba por la película El color del dinero, en la que Martin Scorsese rescató al jugador de billar Fast Eddie Felson, al que había interpretado en El buscavidas. Como él, también sabía que la vida tiene un componente importante de suerte. En 1978, su hijo Scott, fruto de su primer matrimonio, fallecía por una sobredosis de drogas y alcohol. Para que otros tuvieran más suerte creó un centro de rehabilitación en su nombre.
Fuente: el país.com
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Clasificaciones:
Masculina.
1. Mekonnen Gebremedhin 4:33
2. Alvaro Rodríguez 4:37
3. El Miloudi Dhabi 4:37
Femenina.
1. Natalia Rodríguez 5:04
2. Marta Domínguez 5:05
3. Irene Alfonso 5:06
Fuente: marca.com
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Desde Singapur, Manel Serras, experto en Fórmula Uno de El País, informa que el piloto asturiano ha estrenado el alerón delantero anunciado por Pat Symonds. Esta evolución aerodinámica, la última de la temporada, junto a los neumáticos súper blandos escogidos por Renault para la cita parecen haber dado resultado, guiando a Fernando hasta la séptima plaza en la primera tanda de entrenamientos. Una primera toma de contacto en la que su ex compañero de McLaren, Hamilton, marcó la pauta por delante de los Ferrari de Felipe Massa y Kimi Raikkonen. Apenas 80 milésimas separaban al líder de su sucesor brasileño, evidenciando la cercanía tecnológica y deportiva de ambas escuderías. Raikkonen, no obstante, se mantenía algo más alejado de la cabeza, a 443 milésimas.
Pero la sesión guardaba sorpresas. Hamilton certificaba la normalidad marcando la pauta sobre el trazado urbano de Marina Bay, pero Fernando Alonso ya había lanzado un aviso. Durante la primera manga, el piloto de Oviedo lideró la comitiva durante varios momentos hasta que la lógica y la mecánica se impusieron y le relegaron a la séptima plaza por detrás de McLaren, Ferrari y el Williams Toyota de Nico Rosberg. Un segundo y dos décimas separaban el Renault del asturiano del coche líder, el McLaren de Lewis Hamilton.
Todavía quedaba noche. La segunda hora y media de pruebas devolvió a la pista casi al final a un Fernando más empeñado que nunca en apuntalar a su escudería por detrás de las tres grandes marcas de la parrilla, aunque el propio piloto acostumbra a confiar más en los entrenamientos del sábado que en los del viernes. Tras pasar gran parte de los 90 minutos de sesión metido en su garaje, Alonso decidió dar una vuelta y se encontró con la suerte de cara. 1m45.654s fue el registro. El mejor de la tanda, aunque no el más rápido del día (Lewis Hamilton detuvo el cronómetro en 1m45.518s al inicio de la primera tanda).
Los tiempos también se ajustaron en la segunda ronda. Al McLaren de Lewis Hamilton le siguió el Ferrari de Massa a 41 milésimas, y a éste el Williams de Nico Rosberg a 367. Kimi Raikkonen, aún más lejos que en la primera hora de entrenamientos, concluyó séptimo, por detrás de un Robert Kubica que sigue esperando su oportunidad para morder puntos a los dos rivales en la puja por el título.
Mañana, durante los últimos entrenamientos oficiales antes de la calificación, Alonso deberá esquivar la lucha Ferrari-McLaren y mantener la ascensión de hoy para hacerse un hueco entre los grandes y poder optar a una buena posición de cara a la prueba del domingo.
Fuente: el pais.com
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