martes, 1 de julio de 2008

881. Cómo enfrentar los temores que surgen antes de una operación. Sigmund Freud: "Cuando a uno le duele la muela, todo uno es una muela"...


"Hola a todos, me tienen que operar pronto de vesícula, con laparoscopia, y estoy muerta de miedo por la anestesia. No me operaron nunca y me da pánico estar dormida artificialmente". Así expresa Valeria, de 30 años, su temor ante un inminente acto quirúrgico.
El testimonio fue extraído de internet de uno de los cientos de foros en los cuales personas que van a ser operadas transmiten y comparten sus emociones. Es que el hecho de entrar a un quirófano desencadena una serie de situaciones desde el punto de vista psicológico que deben ser tenidas en cuenta por el equipo de profesionales ya que influyen en el resultado de la operación.

Un estudio descriptivo que se realizó entre 1.353 pacientes ingresados para diferentes intervenciones en el Hospital "Guillermo Luis Fernández Hernández Baquero", en Cuba, y cuyos datos sirven como referencia, determinó que el 42.6 por ciento tuvo miedo a morir en la cirugía; el 31 por ciento pensó constantemente en la anestesia antes de la operación; el 21.3 por ciento tuvo miedo a permanecer consciente y el 10.6 por ciento a despertar con secuelas. "La inminencia de una intervención quirúrgica pone a cualquier persona en un lugar de exposición muy particular, y por eso, es necesario pensar de qué manera en el sistema sanitario se considera la salud mental del paciente. Lamentablemente se considera poco", señala el psicólogo e investigador de la UNR, Juan Carabajal, que desde hace años estudia el impacto psíquico de estas situaciones.

Los instantes previos a una operación "son momentos fuertes", describe Carabajal, y agrega: "El hecho de que la persona va a permanecer inconsciente y con su cuerpo desnudo y expuesto; el miedo a sufrir dolor o a posibles complicaciones; el ritual de la despedida cuando vienen a buscar al paciente para llevarlo al quirófano... todos estos elementos esconden una carga afectiva muy grande y hasta cierta violencia, por eso es necesario pensar cómo pueden minimizarse para llevar alivio a la persona y sus familiares".

El rol del cirujano se torna clave en este escenario. "La contención que brinde el médico a cargo de la operación puede influir en el resultado del proceso quirúrgico", afirma Carlos Guillermo Capitaine Funes, cirujano general y torácico del Sanatorio Parque. Para el profesional, el "secreto" está en la confianza que se logre transmitir al paciente: "Aunque las consultas médicas tienden a ser más cortas, la persona que va a ser intervenida necesita tiempo, dedicación, que lo escuchen, que le respondan todas las dudas y si hay que estar una hora, así debe ser", enfatiza.

El especialista, que pertenece a las "nueva generación" de cirujanos, asegura que hay cambios sustanciales respecto de la distancia que se tenía con el paciente en otros tiempos. "La gente lo comenta como positivo. Ya no se ve tanto el cirujano omnipotente, soberbio, cerrado, al que no se le podía discutir nada", reflexiona.

Para Capitaine Funes, "el médico debe generar confianza y acompañar al paciente en el pre y posoperatorio. Es muy clara la diferencia en el resultado de la intervención cuando un médico se maneja así y cuando lo hace de otra manera".

Camino al quirófano

Otro momento clave es cuando el paciente es trasladado hacia la sala de cirugía. Según el psicólogo Carabajal "allí se da un ritual de despedida que suele ser muy angustiante aunque los riesgos reales sean mínimos". Por eso, dice el experto, es necesario que el equipo médico esté atento a esta situación y alguien intervenga para minimizar el impacto psíquico. "Creo que la oportuna presencia del cirujano, o un referente que lleve tranquilidad, puede cortar con tanta angustia", destaca.

Capitaine Funes coincide: "Quien va a ser intervenido necesita la presencia de un cirujano que conozca claramente su situación, que le de toda la información que requiere, que sepa cuáles son sus dolencias. Yo no operaría a alguien que no me tiene confianza".

Estado de inconsciencia

Todos los consultados coinciden en que el trabajo interdisciplinario influye en un mejor resultado de la intervención quirúrgica. Máximo Gaischuk, anestesiólgo del Sanatorio Delta, del Sanatorio de la Mujer y del hospital de día del Centenario, comenta que la herramienta más importante en su campo de acción es la consulta preanestésica "donde el paciente puede informarse y donde intentamos evacuar dudas". En ese espacio de charla, que suele darse días u horas antes de la operación "el profesional tiene la posibilidad de conocer a la persona, de que sepan a qué se van a enfrentar. Les transmitimos que nuestra meta es que no sienta dolor y que estamos para cuidarlo. Sin dudas lo más importante es el conocimiento, porque en general, el mayor temor es enfrentarse a lo desconocido".

Muchos años pasaron hasta que los anestesiólogos comenzaron a ocupar un rol relevante en el equipo médico. Esto surgió por la necesidad que planteaban los propios pacientes para quienes era un ser desconocido y hasta misterioso: "Lo que hacemos se puede explicar. Además, para cumplir con nuestra función hay que realizar la carrera de grado de médico y un posgrado de cuatro años. Saber esto alivia". Gaischuk destaca que hoy se cuenta además con herramientas farmacológicas probadas para ayudar al paciente: "Una sedación adecuada, previa al momento en el que la persona ingresa al quirófano, es crucial".

Carabajal recuerda algo que mencionaba Sigmund Freud: "Cuando a uno le duele la muela, todo uno es una muela", lo que demuestra que frente a una situación que causa tanto malestar, cuerpo y alma se concentran en ese punto: "Si no hay una contención apropiada que acompañe ese punto de dolor, el dolor se va a magnificar", concluye.
Fuente:. notife.com

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