Foto: http://www.elmundodeportivo.es
Serge Girard, 54 años con apariencia de menos de 40, habla en susurros y sonríe siempre. Nadie le conoce por la calle, aunque es un mito, quizás el mayor del mundo, de las ultra-maratones y los desafíos extremos. 'Forrest Gump' o 'Cuentakilómetros' son algunos de los apodos que ha merecido desde que a los 40 cambió de vida, olvidó el traje, el estrés y el trabajo de 9 a 5 como asesor financiero en París para disfrutar –y ganar dinero– corriendo sin parar. Girard estuvo en Barcelona la pasada semana para promocionar su último desafío, seguramente el más extremo jamás planeado en carreras a pie: pretende completar la vuelta mundo, 42.000 kilómetros, sin dejar de correr un solo día, condición indispensable para homologar el récord. Cruzará 50 países y cinco continentes a razón de 80 kms. diarios, casi dos maratones,con sus piernas como única arma.
Es un desafío monolítico, sobrehumano, equivalente a mil maratones, pero nada extraño para un hombre que ya ha completado con éxito cinco travesías transcontinentales en Norteamérica, Sudamérica, África, Oceanía y Eurasia, de París a Tokio. Desde el próximo marzo, y durante unos 20 meses, le acompañará un equipo de cuatro personas, entre ellas su esposa, y un vehículo todoterreno. No descansará ni los días en que deba coger un vuelo para salvar océanos (de Nueva York a África y de Australia a Chile), y sólo señala un punto peligroso en el recorrido. "Colombia. Deberemos ir con mucho cuidado con los guerrilleros de las FARC". No podrá esquivarlo, ya que el país es el nexo entre el sur y el norte del continente. Comenzará y acabará en su casa, París, y España será el penúltimo país que visite, y para entonces pesará 10 kilos menos de los 60 con los que ahora se pasea.
Adiós al ejecutivo
Ha hecho del correr sin descanso su modo de vida: libros, documentales, sponsors personales como Mizuno, que le patrocina desde 2001, y una fama bien ganada de devorador de retos desde que en 1997atravesó de costa a costa Estados Unidos, emulando la epopeya del libro 'Flanagan's Run' de Tom McNab, la novela que cambió su vida pasados los 30 años. "Ahí arrancó todo. Cayó en mis manos, me apasionó la historia y cambié de vida. Mi vida anterior, la del ejecutivo, no me hacía feliz. De aquel hombre sólo me queda la piel".
"Creo que el origen es un sueño de infancia", explica con vehemencia, dibujando con sus manos la forma redonda del planeta. "Todos hemos soñado con dar la vuelta al mundo, como Julio Verne. Pues bien, yo lo haré con mis pies. No hay nada más grande, ¿no?". Exacto, el no vamás. ¿Se puede ir más allá de este reto? "Sí, lo haré, pero aún no sé qué será. Quizás dos vueltas al mundo...".
Girard le cuenta al periodista la pregunta que más le hacen en todo el mundo: ¿Por qué? ¿Qué le mueve a intentar algo que el 99 por ciento de los humanos ni se plantearían? "Por conocerme a mí mismo, mis límites, a través de algo muy difícil. Mi cuerpo no es la diferencia. Es como el tuyo. Pero tengo la pasión, la voluntad. ¿Es saludable? Sí. La salud empieza en la mente. La mitad de enfermedades son psicosomáticas. Si cuidáramos la mente, la mitad de enfermedades no surgirían". Duda antes de responder si recomendaría lo que hace a otras personas. "Mi consejo es que hagan lo que quieran hacer, lo que les llene, y si hay voluntad, pero sólo verdadera voluntad, entonces no hay límites".
No oculta que es su 'modus vivendi', una empresa con beneficios. "Sí, es mi trabajo, pero no soy esclavo de él y mantengo la pasión por lo que hago. Si algún día no soy capaz de entregarme al cien por cien, lo dejaré. Si llegará ese día? La edad no me condiciona. estoy seguro de poder seguir corriendo muchos años más. ¿Sabe por qué? porque quiero. Nada me detendrá. Creo que viviré más de cien años".
Con más de 30.000 kilómetros recorridos a sus espaldas en sus anteriores retos, Girard no ofrece ni una fisura en su imagen de devorador de caminos, y asegura que nunca ha tenido la tentación de parar, de darse un descanso, ni siquiera dejar de entrenar por unos días. "Es que me apetece correr. No lo considero un trabajo. Lo hago por mí y por los demás, porque, como todo el mundo, busco el reconocimiento de la gente, no lo puedo negar. Y no siento soledad. Mi mujer me acompaña en las travesías y mis hijos, que ya son mayores, han acabado entendiendo lo que hago, y que soy feliz con ello"
Fuente: el mundo deportivo.es
Es un desafío monolítico, sobrehumano, equivalente a mil maratones, pero nada extraño para un hombre que ya ha completado con éxito cinco travesías transcontinentales en Norteamérica, Sudamérica, África, Oceanía y Eurasia, de París a Tokio. Desde el próximo marzo, y durante unos 20 meses, le acompañará un equipo de cuatro personas, entre ellas su esposa, y un vehículo todoterreno. No descansará ni los días en que deba coger un vuelo para salvar océanos (de Nueva York a África y de Australia a Chile), y sólo señala un punto peligroso en el recorrido. "Colombia. Deberemos ir con mucho cuidado con los guerrilleros de las FARC". No podrá esquivarlo, ya que el país es el nexo entre el sur y el norte del continente. Comenzará y acabará en su casa, París, y España será el penúltimo país que visite, y para entonces pesará 10 kilos menos de los 60 con los que ahora se pasea.
Adiós al ejecutivo
Ha hecho del correr sin descanso su modo de vida: libros, documentales, sponsors personales como Mizuno, que le patrocina desde 2001, y una fama bien ganada de devorador de retos desde que en 1997atravesó de costa a costa Estados Unidos, emulando la epopeya del libro 'Flanagan's Run' de Tom McNab, la novela que cambió su vida pasados los 30 años. "Ahí arrancó todo. Cayó en mis manos, me apasionó la historia y cambié de vida. Mi vida anterior, la del ejecutivo, no me hacía feliz. De aquel hombre sólo me queda la piel".
"Creo que el origen es un sueño de infancia", explica con vehemencia, dibujando con sus manos la forma redonda del planeta. "Todos hemos soñado con dar la vuelta al mundo, como Julio Verne. Pues bien, yo lo haré con mis pies. No hay nada más grande, ¿no?". Exacto, el no vamás. ¿Se puede ir más allá de este reto? "Sí, lo haré, pero aún no sé qué será. Quizás dos vueltas al mundo...".
Girard le cuenta al periodista la pregunta que más le hacen en todo el mundo: ¿Por qué? ¿Qué le mueve a intentar algo que el 99 por ciento de los humanos ni se plantearían? "Por conocerme a mí mismo, mis límites, a través de algo muy difícil. Mi cuerpo no es la diferencia. Es como el tuyo. Pero tengo la pasión, la voluntad. ¿Es saludable? Sí. La salud empieza en la mente. La mitad de enfermedades son psicosomáticas. Si cuidáramos la mente, la mitad de enfermedades no surgirían". Duda antes de responder si recomendaría lo que hace a otras personas. "Mi consejo es que hagan lo que quieran hacer, lo que les llene, y si hay voluntad, pero sólo verdadera voluntad, entonces no hay límites".
No oculta que es su 'modus vivendi', una empresa con beneficios. "Sí, es mi trabajo, pero no soy esclavo de él y mantengo la pasión por lo que hago. Si algún día no soy capaz de entregarme al cien por cien, lo dejaré. Si llegará ese día? La edad no me condiciona. estoy seguro de poder seguir corriendo muchos años más. ¿Sabe por qué? porque quiero. Nada me detendrá. Creo que viviré más de cien años".
Con más de 30.000 kilómetros recorridos a sus espaldas en sus anteriores retos, Girard no ofrece ni una fisura en su imagen de devorador de caminos, y asegura que nunca ha tenido la tentación de parar, de darse un descanso, ni siquiera dejar de entrenar por unos días. "Es que me apetece correr. No lo considero un trabajo. Lo hago por mí y por los demás, porque, como todo el mundo, busco el reconocimiento de la gente, no lo puedo negar. Y no siento soledad. Mi mujer me acompaña en las travesías y mis hijos, que ya son mayores, han acabado entendiendo lo que hago, y que soy feliz con ello"
Fuente: el mundo deportivo.es