Por Rosa López. Psicoanalista en Madrid.
He sido testigo de la trayectoria de Santiago Castellanos en el psicoanálisis desde sus comienzos, de modo que he podido verificar directamente cómo se produjo su pasaje del discurso medico al discurso analítico. No creo que este proceso haya sido sencillo, ni que sea el resultado de una progresión en la formación, pues realmente supone un verdadero salto cualitativo como demuestra el libro que tenemos hoy sobre la mesa.
¿Por qué digo esto?, porque “ser médico” es algo que otorga una fuerte identidad y que implica una posición frente a la enfermedad muy arraigada, basada en el deseo de curar. Deseo que inicialmente parece muy loable, pero que tiene sus serios inconvenientes pues, en ocasiones, se impone sobre la verdad de lo que está en juego en el sufrimiento humano, desconociéndola y cortándole el paso.
Conocemos la figura del medico que, situándose en el lugar del amo, detenta el saber con una suerte de omnipotencia que no admite cuestionamiento alguno...