Lausana, nueve y cuarto de la noche: viento de cara soplando a casi un metro por segundo (-0,9), lluvia torrencial, pista anegada, ropa empapada, temperatura fría (once grados)... y un ciclón llamado Usain Bolt volando en medio del diluvio universal. Hasta cubrir los 200 metros en 19.59, cuarta mejor marca de la historia y segunda del año, a sólo una centésima del estadounidense Tyson Gay. Un registro portentoso, objetivamente mejor que su propio récord mundial (19.30) porque fue conseguido en condiciones infernales.
El triple campeón olímpico no pudo desbancar a Gay en la cumbre del ránking de la temporada, pero su marca es claramente mejor, porque el norteamericano tuvo condiciones casi ideales en sus 19.58: viento a favor de 1,3 metros por segundo, 22 grados de temperatura y tiempo despejado. El calor hace que los músculos de los velocistas sean más explosivos, que sus fibras blancas respondan mejor a las contracciones ultrarrápidas.
Cuando Bolt se puso ayer en los tacos de salida del estadio Pontaise, ya estaba empapado en fría lluvia. Luego, en la curva, tenía el riesgo de resbalar sobre el material sintético mondo encharcado, sobre todo él, que mide 1,96 y tiene una zancada extraordinariamente larga.
Y cuando superó esos primeros 100 metros, se encontró con el muro del viento. Y Bolt, que es todo elegancia y soltura, que corre con difícil facilidad, apretó los dientes y sufrió como nunca se le había visto sufrir. Su ventaja era ya impresionante sobre sus presuntos rivales, pero quiso pelear contra el cronómetro, contra el viento y el diluvio. Y mandó un mensaje muy serio a Tyson Gay.
Y es que las dos estrellas del sprint se cartean a distancia, se mandan avisos, muestran sus poderes. Este año no se han enfrentado nunca y es difícil que lo hagan antes de que el día 15 de agosto comiencen los Campeonatos Mundiales de Berlín.
Johnson y Gay.
Cuarta mejor marca de todos los tiempos, a 29 centésimas de segundo de su propio récord mundial, conseguido en la final de Pekín 2008. Sólo él mismo en aquel día, el estadounidense Michael Johnson en otra final olímpica, la de Atlanta 1996, y Tyson Gay en Nueva York, el pasado 30 de mayo, han protagonizado carreras más veloces que la de ayer. Pero en ninguna de ellas se corrió en condiciones tan extremadamente duras.
En Lausana, Bolt aventajó en casi un segundo al norteamericano Lashawn Merritt (20.41), su lejanísimo lugarteniente de ayer, y dejó al subcampeón olímpico, el también estadounidense Shawn Crawford a un segundo y 21 centésimas (fue cuarto con 20.80). ¿Y Asafa Powell, su antecesor en el récord mundial de 100? Pues ganó media hora antes en esa prueba, pero sin pena, ni gloria, ni épica: 10.07. Luego se echaría a temblar al ver a su compatriota.