Tokio Blues-Norwegian wood fue la primera novela que leí del japonés Haruki Murakami , y me llevé una decepción monumental. Estaba acostumbrada a leer a autores como Mishima, Kawabata, Soeki o Tanizaki , que de hecho, siguen siendo mis favoritos, pese a que he ampliado el círculo de autores japoneses , y claro, Murakami fue como una bofetada en toda la cara. Esperaba encontrar un autor japonés con todo lo que ello conlleva de prejuicios, lo reconozco, y no, Murakami no es un autor japonés al uso. Un par de novelas más, y la insistencia de la libro_génica Karo , defensora a ultranza de 'Harukami' , me hicieron reconciliarme con el autor con Sputnik, mi amor . La clave es no dar nada por sentado, no esperar nada, simplemente dejarse llevar y convencer por su mundo. Es quizá por eso, que he intentado acercarme a la versión cinematográfica con la mente más abierta posible, intentando olvidar todo aquello que no me cautivó de la novela. Y aunque en parte lo he conseguido, he de reconocer que me han podido varios lastres. Tanto es así, que al salir del cine, mi chico, que no ha leído la novela ni nada de Murakami (si, estoy intentando convencerle, tiempo al tiempo), sacó conclusiones muchísimo más interesantes de la película que yo. Así que, con su permiso, utilizaré algunas de esas ideas para este post, ya que, una vez que me las hizo ver, se hicieron más que evidentes para mi...