Godfrey Rampling, en 2009Foto: marca.com
Godfrey Rampling, en 1936
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MIGUEL CALZADA
El más veterano de todos los atletas olímpicos británicos falleció el pasado 20 de junio en una residencia de ancianos de Bushey, una pequeña localidad al este de Inglaterra. Godfrey Rampling, nacido en Londres en 1909, había cumplido 100 años en mayo y será recordado como uno de los mejores corredores de relevos de todos los tiempos.
Su gran momento como atleta llegó en los Juegos Olímpicos de 1936. En Berlín, con Adolf Hitler en el palco de autoridades, el equipo británico de relevos consiguió la victoria en la prueba de 4 - 400 metros, por delante de Estados Unidos y Alemania. Rampling se vengaba así de la derrota sufrida en Los Ángeles 1932, la otra cita olímpica a la que acudió, cuando su equipo tuvo que conformarse con la plata al ser superado por los estadounidenses. Con su muerte desaparece el último medallista de oro de los Juegos de Berlín, los últimos antes de la II Guerra Mundial.
Rampling era conocido en el mundillo del atletismo como El Coronel, el rango que alcanzó tras 29 años de carrera en el Ejército. De joven ingresó en la Academia Militar de Woolwich (Londres), donde empezó a destacar como corredor. Walter George, atleta británico que había conseguido el récord de la milla, se convirtió en su entrenador y sus marcas mejoraron, pese a que jamás siguió una disciplina de entrenamiento.
En una entrevista concedida en 1996, Rampling reconoció que su preparación siempre había sido "una farsa". Se limitaba a correr alrededor de un campo de críquet cuando le apetecía, a lo sumo dos veces por semana. Cuando entró a formar parte del equipo británico de relevos, sugirió a sus compañeros diseñar un plan de entrenamiento. Lo siguieron durante unos días, hasta que se aburrieron y volvieron a sus viejas rutinas. Consideraba que "las carreras de hoy en día no son nada comparadas con el entrenamiento que tienen que hacer. Es el entrenamiento lo que provoca todo el dolor y los problemas".
Después del oro conseguido en Berlín, Rampling abandonó el atletismo y volvió al Ejército. Con tres minutos y nueve segundos, había fijado la segunda mejor marca de la época en los relevos de 400 metros. Rampling recordaba la victoria como un momento crucial en su vida: "Nunca me he sentido tan bien como ese día. Parecía flotar sobre la pista, adelantando a la gente sin esfuerzo". La histórica carrera todavía puede disfrutarse hoy en día gracias a las grabaciones de la directora alemana Leni Riefenstahl.
Mientras participaba en la II Guerra Mundial, en el Cuerpo de Artillería, Rampling envió por correo su medalla a un amigo para que se la guardase hasta que terminase el conflicto. La medalla nunca llegó a su destino y Rampling se quedó sin su pedazo de oro. Desde entonces tuvo que conformarse con una réplica.
Retirado del Ejército en 1958, fue elegido presidente de un club de golf en Middlesex (Inglaterra) y permaneció en el anonimato hasta que su longevidad le convirtió en el atleta retirado de más edad en Reino Unido. Viudo desde 2001, el que fue uno de los más rápidos sobre la faz de la Tierra vivió sus últimos años en una silla de ruedas. Le sobrevive su hija, la actriz Charlotte Rampling, famosa por películas como La caída de los dioses (1969), de Luchino Visconti, o la inquietante Portero de noche, de Liliana Cavani (1974), donde interpretaba a la superviviente de un campo de concentración nazi.
Fuente: el pais.com
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