Juan Porcar, de RPM, intercambia impresiones con
el organizador de la Maratón de Nueva York
Carlos R. Galindo BARCELONA-->
(publicado en sport.es)
Es alto como un junco. De no ser por eso, pasaría prácticamente desapercibido. Viste pantalón corto, una gorra visible y sonríe permanentemente. Pero George Hirsch no es un anónimo cualquiera. Es el presidente de la maratón más importante que se disputa en el mundo, la de Nueva York. El –y alguno de sus hijos– fueron ayer uno de los 134 ciudadanos norteamericanos que se lanzaron a correr por las calles de Barcelona aunque en su caso, sólo para cubrir 10 kilómetros : “Con eso tengo bastante”, sonríe. A pesar de su avanzada edad, es vitalista y jovial. Ha participado en 35 maratones a lo largo de su vida y ayer se le veía atento a todo: “Siempre se puede aprender”. Dijo estar enamorado de esta ciudad: “que ya visité en 1992, con motivo de los Juegos”, pero entonces lo hizo como comentarista de la NBC. “Ha cambiado mucho. Es muy bella, como Roma o París. ¿Un consejo? Tienen que darla a conocer al mundo. Hágame caso; hay gente en mi país que no sabe nada de Barcelona. Ustedes tienen monumentos extraordinarios, un clima fantástico, buenos hoteles... Y una maratón que, en cuestión de poco tiempo, será una de las más importantes de Europa. Explíqueselo a le gente de su ciudad... A los políticos. Pídales que se publiciten y arrastren a la gente de mi país a Barcelona. Si son capaces de lograrlo, verá como acudirán a la llamada cientos de corredores. En los Estados Unidos, las carreras de fondo forman parte de un estilo de vida. Pero es que Barcelona... ¡es tan atractiva!”, exclama. La Maratón de Nueva York recibe cada año más de 100 mil solicitudes pero sólo pueden correr 39.000 “por motivos de seguridad. Se nos escaparía de las manos... Además, el paso de los atletas por los puentes supondría un importante reverberación y sería peligroso. No, decididamente estamos bien donde estamos”. Una vez que ha finalizado su participación en la carrera de los 10 kilómetros, me vuelvo a cruzar con George Hirscht, que me saluda atentamente y conversamos de nuevo: “Si me lo permite, les daré tres consejos. Uno, el primero (y eleva su mirada hacia el cielo)... Ojo con el calor. Si hace tanto, la salida tendría que darse a las 7 de la mañana o a las 8, porque el popular sufre mucho. Un segundo, es necesario que haya dos llegadas a meta, al menos, para los primeros clasificados. Una para los hombres y otra para las mujeres. De lo contrario, parece que a éstas se las ningunea. Y un tercero, que haya bandas de música, colegios, niños, animación... cada kilómetros. Haga partícipe a la ciudad. Sean imaginativos y diseñen una atmósfera personal e intransferible. Involucren a gimnasios, bares, restaurantes, centros culturales, museos, colegios... Es posible, créame”.
Un viaje de millonarios
Hirscht está en Barcelona junto a un grupo de otras 25 personas invitadas por el millonario William Webster IV, un ‘loco’ de las carreras. Aprovechando que tenía que hacer algunos negocios y deseaba correr la prueba, llegó a la Ciudad Condal hará cosa de seis meses. También corrió ayer Hugo Ferlito, organizador de la maratón Big Sur, en California, con llegada en Carmel.
Hirscht está en Barcelona junto a un grupo de otras 25 personas invitadas por el millonario William Webster IV, un ‘loco’ de las carreras. Aprovechando que tenía que hacer algunos negocios y deseaba correr la prueba, llegó a la Ciudad Condal hará cosa de seis meses. También corrió ayer Hugo Ferlito, organizador de la maratón Big Sur, en California, con llegada en Carmel.
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