Carlos Blasco
Carlos Blasco, diplomático desde 1972, celebrará su 66 cumpleaños en pocos días como embajador de España en Pekín. Blasco representa a España en la República Popular desde 2006. Ayer recibió a AS en la capital china.
¿Cómo se abordan los Juegos desde dentro de China, y desde la representación diplomática de España?
La idea general, con la que nosotros estamos de acuerdo, es que los Juegos no se politicen. Los problemas políticos deben ir a otros foros. Ésta es una fiesta deportiva con una fuerza mediática enorme, que los chinos ven encantados. Consideran el éxito de los Juegos y su misma celebración como una oportunidad histórica y un motivo de orgullo nacional. Es un país emergente e ilusionado. Su idea, su gran objetivo, es ganar más medallas que EE UU. Les encantaría.
¿Hasta qué punto ha evolucionado China y en qué sentido pueden ayudar los Juegos a esta evolución?
Este es un país único en el mundo. Aquí conviven 55 etnias, aunque más del 90% de la población sea de la etnia han. Y son la cuarta parte de la población mundial, hay que darle un mérito sobre todos: antes, de cada cinco chinos, cuatro eran pobres. Ahora no es así. No serán ricos, según el concepto que puede haber en España, pero, a su manera, ya viven bien, con una economía de mercado, casi abierta. Es un país austero, peculiar y complicado, por lo inmenso. Han sufrido muchas humillaciones, tal vez demasiadas. Para ellos, los Juegos marcarán un antes y un después, pero podrán ofrecer una cara amable al mundo: descubrirán su propia vía a la modernidad, sin standards, estándares. En ese sentido, pueden ser los Juegos más brillantes de la historia, sin duda.
¿Pesa el recuerdo de Mao Zedong, cuya efigie aún domina los billetes de yuanes?
Creo que su recuerdo está sobrepasado. Pertenece a otra época. Aunque en la memoria china, Mao queda como un gran santón o timonel, ya está amortizado, sobre todo en lo económico. No es más un punto de referencia, sobre todo en lo económico. El cambio tras Mao empezó con Deng Xiaoping. Luego vino Jiang Zemin, y ahora Hu Jintao. La base de todo es que ahora no está mal visto hacerse rico sin demasiadas estridencias, porque se piensa que la riqueza puede obrar como tirón para más riqueza. El Partido Comunista sigue estructurando el país desde el punto de vista de la fidelidad, pero sólo ahí. El concepto de sociedad igualitaria está un poco aparcado o superado, porque, en estas condiciones, se ha ido a la reintroducción de la propiedad privada. Ya no hay aquellas granjas colectivas, el granjero cobra por lo que produce su propiedad, tiene su dinerito...
Hay un problema con la contaminación
Pero ya lo están arreglando. Son conscientes de ello. Mire, nadie puede enorgullecerse de vivir en lo ideal. Hay demasiados prejuicios hacia los chinos. Ellos viven cómodos con lo suyo, y por ello no echan de menos ciertas libertades que tal vez en otros sitios sí se echarían de menos. Tienen una obsesión con la seguridad, vale. Pero se han dado cuenta del problema de la contaminación en sus ríos y ciudades, y han puesto manos a la obra. No piensan admitir que se termine la vida en sus ríos. Hasta ahora han utilizado mucho carbón, que es la fuente de energía más contaminante. Además, contamina de forma irreversible. Pero eso se va a ir acabando y, del mismo modo que arreglan el desequilibrio social, también están empezando a darse cuenta de las ventajas del desarrollo científico. En ello están.
¿Cómo se mira en China a España y los españoles?
Pues como nosotros a ellos, un poco. Un país lejano, mítico, al otro extremo del mundo. La televisión nos ha acercado, sobre todo con la Liga de fútbol y sus grandes clubes. Les atrajo mucho el Real Madrid, sobre todo por Beckham, que aquí era un ídolo. Después tuvo mucha fuerza el Barcelona en los años buenos de Ronaldinho, que ha levantado pasiones. Ahora, el Real Madrid lo está haciendo muy bien con las escuelas que está montando aquí. Así mantienen e ilusionan a su afición en China.
Y, ¿qué consejos le da un diplomático occidental a estos chinos tan ilusionados con sus Juegos?
Les hemos insistido, desde muchos sectores en que se hallan ante una oportunidad de oro para aproximarse al mundo. Les hemos recomendado que sean muy cuidadosos con el asunto de la información, en el sentido de que sean todo lo transparentes que puedan. Es mucho mejor la política informativa que adoptaron con el terremoto de Sichuan, transparente, que la política opaca empleada con el Tíbet. Antes, y yo llevo tiempo dando vueltas por China, apenas había información sobre los terremotos. Y había menos libertad de desplazamiento. Ahora, hay cada vez menos áreas restringidas. Tienen que demostrar que pueden estar entre las tres primeras potencias del mundo, si no lo están ya, y que, siendo un país emergente, pueden debutar en la modernidad. Estoy seguro de que lo harán.
Hay por ahí algunos asuntillos pendientes, como el de Taiwán
Quite, quite, vamos a hablar del Valladolid, que es mi equipo (Y ahí sale Carlos Blasco en Sanlitun Lu, el barrio de las embajadas, a hacerse unas fotos ante la bandera de España, y ante unos soldados con pinta de estatuas de sal. "No les gusta salir en las fotos, sólo piensan todo el día en la seguridad", cuenta el embajador, cuando empiezan a caer goterones de lluvia sobre Sanlitun Lu, sobre Pekín).
Fuente: as.com
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