El Comité Olímpico Internacional clarificó, mediante una carta enviada a los comités nacionales, el reglamento de comportamiento que deberán seguir los deportistas durante los Juegos de Pekín. El texto, dividido en seis puntos, deja claro que el COI vigilará "la apariencia externa de los atletas y sus gestos" no sólo en el podio y durante las competiciones, sino también en la Villa y el resto de recintos olímpicos.
Las recomendaciones del COI apuntan en la línea de prevención del ambiente de tensión política generada por las críticas al totalitarismo de China y su supuesto déficit en el respeto a los derechos humanos y el conflicto con el Tíbet. Así, según la carta, el reglamento interno no permitirá "ningún tipo de manifestaciones políticas, religiosas o raciales" en el interior de las sedes olímpicas. La vigilancia se amplía a "la vestimenta, imagen externa –objetos, banderas–, gestos y declaraciones escritas u orales" de los deportistas y resto de familia olímpica. En otras palabras, exhibir una bandera del Tíbet o lanzar un mensaje de apoyo al Dalai Lama supondría una infracción.
Todo ello se desprende del artículo 51 del reglamento de los Juegos Olímpicos, que esta vez el COI aplicará con mayor esmero, habida cuenta de la presión política que rodea a China. Todo el mundo conoce las prohibiciones, pero no el castigo. "No estoy por el camino de las sanciones, definitivamente", explicó hace un mes el presidente del COI, Jacques Rogge, al ser preguntado por el artículo 51. Rogge cree que la línea que separa una simple celebración por un éxito olímpico o la utilización de ésta para lanzar un mensaje no deportivo es pequeña. "La libertad de expresión es un derecho absoluto, y los atletas lo tienen", asegura el presidente del COI, aunque la carta especifica que las opiniones de los deportistas serán vigiladas y castigadas "si no muestran respeto al país anfitrión".
La obsesión del COI es que los Juegos de Pekín no se conviertan en un amplificador de gestos políticos. Nadie olvida, sin embargo, que los boicots han marcado varios Juegos durante las cuatro últimas décadas, y que el gesto, puño en alto, de Tommie Smith y John Carlos en México-68, denunciando silenciosamente la discriminación racial en Estados Unidos, es una de las escenas más famosas de la historia del Olimpismo. Una escena, por cierto, que ahora estaría prohibida.
(publicado en el mundo deportivo.es)
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