A sus casi 85 años y con un Oscar honorífico, el veterano Sydney Lumet ha hecho una película que nadie esperaba ya.
En medio de un vasto conjunto de thrillers “de serie” que nos hacen tragar en la actualidad, tan previsibles como tópicos, Lumet ha tenido que volver para enseñarnos a todos cómo se hace.
Interpretada por: Philip Seymour Hoffman (Andy), Ethan Hawke (Hank), Albert Finney y Marisa Tomei. Lumet sabe muy bien que por el tipo de trama propuesta, el peso de los actores es inevitable. Y por suerte, el trabajo de Philip y Ethan es sencillamente magistral.
En cuanto a la dirección y la fotografía, decir que están bien es decir poco. La claridad de ideas y el alarde de experiencia se hacen presentes en toda la película. Lumet hace lo que le da la gana, sabiendo cuándo tiene que usar primeros planos, cámara en mano y presumiendo en cuanto puede de esos planos típicamente Lumet. A esto se le une la perfecta música de un inspirado Carter Burwell.
Lo mejor es lo bien perfilados que están los dos hermanos. Andy es calmado pero visceral, y su tendencia a permanecer tranquilo ante las adversidades le juega malas pasadas en momentos puntuales, mientras que Hank se deja llevar más por el miedo y la duda, aunque sus actos son coherentes y le ayudan a sobrevivir. Pero la sorpresa es la del papel de Albert Finney que encarna al padre afligido de ambos, y que si bien al principio es un personaje menor, en la segunda mitad se lleva un par de escenas y deja a todos con la boca abierta. En definitiva, un trío protagonista con una actuación impecable. Quizás falla en la parte correspondiente a la exuberante Marisa Tomei, que hace de mujer de Andy, sin aportar prácticamente nada a la trama, excepto alguna escena sexualmente explícita o su condición de contrapunto en la relación entre los hermanos.
Algunos críticos comentan que esta película combina lo mejor de “Atraco Perfecto”, de Stanley Kubrick, “Fargo”, de Joel y Ethan Coen, y “Un plan sencillo”, de Sam Raimi. Y afortunadamente, la que nos ocupa va más allá. Ya desde el principio notamos la frescura de un guión del debutante Kelly Masterson y el propio Lumet, que juega con una narración no lineal, que va hacia atrás y hacia delante en el tiempo, permitiendo una perspectiva analítica de lo que se cuenta en favor del desarrollo psicológico de los personajes
Lumet pone en juego toda su experiencia, consiguiendo mezclar en una sola historia lo peor del género humano (ambición, drogas, robos, odio, desesperación, traición, venganza, ...), de tal forma que un relato familiar muy complejo, resulte sencillo e intimista.
De todo esto y desde el principio se avisa en el rótulo: “Ojalá puedas pasar media hora en el cielo antes que el diablo sepa que has muerto”, como reza un viejo brindis irlandés.
Abunda la culpa, el miedo, el arrepentimiento... El punto de descontrol en el ser humano, está muy bien representado. Hay algunos primeros planos en los que el rostro aparece desencajado por la tensión.
En la casa del “camello”, ciertas escenas recuerdan a Lost in translation, personajes solos que con sus silencios transmiten emociones fácilmente.
Es un drama demoledor, con una mezcla entre thriller y tragedia griega que no deja respirar, mantiene en vilo durante toda la proyección y sales con un gusto amargo y cierto desasosiego por esa visión constante del ser humano abandonado a su autodestrucción.
Esperamos que os guste y nos vemos el viernes 20 de junio, en el restaurante OKRA, C/ Fernando el Santo 26, a las 18,30 h. para comentar la película y los temas tan importantes que plantea como son la familia, la moral y la ética personal.
Pilar Berbén
Fuente: elseptimo@egrupos.net
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