Ángel David Rodríguez, en Moratalaz (Madrid).
Amanece un nuevo día a sus 32 abriles y ‘el Pájaro’ se prepara para volar. Ángel David Rodríguez (Madrid, 1980) hace una pausa en sus quehaceres diarios cerca del bosque para cantar, sin plumas en la lengua: “Nunca había corrido tanto a estas alturas de temporada”. El madrileño es consciente de que todavía le queda mucha mili. “Empecé a destacar tarde, a los 26 años”.
Tras competir en varias especialidades, el atleta comenzó a centrarse en las pruebas de velocidad. Entre ellas, no hay color. “Lo que más me pone es una carrera de 100 metros”, confiesa antes de comenzar una descripción tan real como apasionada: “El silencio absoluto antes de la salida, la concentración de los corredores, la tensión del público, el éxtasis final”. ¿Y entonces los 200? “A ver, no es lo mismo ni dentro ni fuera, los telediarios sólo se paran por la final de 100 metros, no por la de 200”, concluye.
En el pasado Mundial de Daegu cuajó una soberbia actuación accediendo a semifinales. Además, pudo disfrutar de la sensación única de ser el español que más cerca ha visto el trasero de Usain Bolt en el hectómetro. ‘El Pájaro’ se ríe antes de pasar a la acción. “Estábamos ya en la cámara de llamadas y se le acercó un niño a pedir un autógrafo”, introduce. Bolt accedió, como casi siempre. Rodríguez no lo dudó, se aproximó al mejor velocista de la historia para llamarle al orden en tono jocoso: “¡Vamos tío, es el momento de los negocios!”...
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