Entre atemorizada y excitada está la industria del libro en Estados Unidos ante los meteóricos avances de los contenidos digitales. La progresión en el mercado es mucho mayor que la que pronosticaban los expertos. En 2010, las ventas de contenidos para dispositivos electrónicos se dispararon hasta en un 10%. El crecimiento al que los editores y libreros estaban acostumbrados era del 1% o el 2% y ahora han alcanzado un 15% del total. ¿Ha llegado la progresión geométrica al mercado?
Son datos de la asociación Book Industry Study Group (BISG), que agrupa a diferentes sectores del gremio en Estados Unidos y cuyo director ejecutivo, Len Vlahos, participa hoy en las Jornadas Técnicas de Anele (Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza) para analizar nuevas formas de lectura. "Estamos muy impresionados por la velocidad que están tomando estas transformaciones", afirma Vlahos.
Pero no solo por la aceleración. También por las profecías que han quedado en papel mojado. El caso es que la fascinación por los aparatos Kindle, de Amazon, por el más reciente Nook, de la cadena Barnes and Noble, o por el Kobe está rompiendo un montón de ideas preconcebidas. Como por ejemplo que el lector más adicto y tradicional de papel -aquel que consume un libro a la semana- no entraría tan rápidamente en esa nueva dimensión.
Ha resultado al contrario. Según un reciente estudio de la BISG, el 25% de estos lectores se han pasado ya al nuevo dispositivo. Entusiasmados. "El 75% de los que lo han probado tienen una opinión muy favorable", asegura Vlahos. Es un lector que prefiere, además, el libro electrónico puro y duro a las tabletas. Un lector que cuenta entre 30 y 44 años, culto y habitante de barrios residenciales, a quien han ganado los Kindle y no los iPad...
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