Blanka Vlasic le debe gran parte de su éxito a su padre, Josko, antiguo atleta croata y todavía plusmarca nacional en decatlón. Él es su actual entrenador y el hombre que ha ido forjando el carácter competitivo de su hija a golpe de entrenamiento. La atleta se prepara cada día en Split, su ciudad natal, alejada de los centros de alto rendimiento. Junto a su progenitor y a Bojan Marinovic, su entrenador de técnica, han acondicionado una planta de un céntrico centro comercial de la ciudad. Allí perfeccionan sus saltos con sesiones que comienzan a las siete de la mañana.
La atleta ya ha superado el listón situado sobre 2,08 metros, a tan sólo un centímetro del tope mundial: “Mucha gente piensa que es fácil, que tan sólo se trata de un centímetro. Pero, en nuestro deporte, un centímetro es el trabajo de toda una vida. Salté 2,08 metros en un día perfecto, en la competición perfecta, en las condiciones perfectas... Todo tiene que armonizar. Lo importante es que se den las circunstancias ideales para que pueda conseguirlo”.
Del mundial de Daegu subraya: “Serán muy importantes porque pulsarán el estado de forma de los atletas a menos de un año para el inicio de los Juegos de Londres. Admito que es más duro cuando tus rivales te consideran favorita. Es una presión añadida. Pero convivo con eso desde el mundial de Osaka 2007. Soy muy exigente conmigo misma. Afortunadamente, la experiencia me permite manejar la situación con cierta soltura”, explica. Hace unos días se dudó de su posible participación en Daegu: “Tuve unas molestias. No estaré al 100% pero no puedo faltar a esa cita”.
De los Juegos de Londres 2012 dice: “Si tuviera que elegir entre un récord mundial y un oro en los Juegos, probablemente elegiría lo primero, porque campeones olímpicos hay muchos y, en cambio, plusmarquistas bastantes menos. En cualquier caso, los Juegos tienen una peculiaridad: se disputan cada cuatro años y eso le convierten en una cita muy especial. No, definitivamente no creo que la de Londres sea mi última participación olímpica. Aún soy joven”.
En Pekín 08 acarició la medalla de oro pero, finalmente, fue segunda, con 2,05 metros: “Me siento orgullosa de esa competición. No pude ganar, es verdad, pero salté 2,05, que es una gran marca. Con ese registro vencí en el mundial de Osaka mientras que cuatro años después, en Berlín, logré la victoria con un centímetro menos. No tengo nada que reprocharme, pues. No me sentí triste”. Para Vlasic, cada competición es una cuestión “de vida o muerte. Soy competitiva desde que era niña. Si no podía ganar, ya no jugaba, porque no sabía perder”, concluye.
Fuente: http://www.sport.es
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