Foto gentileza de: GREGORIO BORGIA - AP (http://www.elpais.com
Sobre tierra, la rusa Maria Sharapova se sintió una vez "como una vaca jugando sobre hielo". Sobre tierra, hoy, en Roma, la número ocho del mundo ganó 6-2 y 6-4 a la australiana Sam Stosur. Y sobre tierra, tras dos títulos en el último mes, Sasha se acercó esta tarde un paso más a su máximo objetivo, una meta que parecía imposible a principios del año, cuando pasaba por una tenista lastrada por los dolores en el hombro, las operaciones y un servicio poco fiable: completar el Grand Slam, la conquista de los cuatro grandes, en Roland Garros, que arranca el próximo domingo.
La rusa asaltará París rodeada de nombres irreconocibles para el gran público y sin sus mejores rivales de siempre. No estarán las hermanas Williams, lesionadas. No aparecerá la belga Henin, retirada. Llegará, si llega, muy corta de forma su compatriota Clijsters, dolorida tras una caída. Y casi todos los focos apuntarán hacia la rusa, que compartiraa focos con la danesa Wozniacki, la número uno del mundo sin haber ganado todavía un torneo grande.
Sharapova tiene 24 años, pero lleva toda una vida compitiendo en esos prestigiosos escenarios. Le asiste una voluntad competitiva inquebrantable, como demostró en Roma ante la apocada Stosur, quien, igual que en la final de Roland Garros 2010, pareció superada por la grandeza de la ocasión y el peso de la historia. A la rusa nunca le ha pesado eso. Ya es campeona de Wimbledon, el Abierto de Australia y el de Estados Unidos. París, próxima parada.
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