Foto gentileza de: Luis Sevillano ( http://www.elpais.com)
Albert Soler fue deportista antes que secretario de Estado. Quizá por eso y por haber dejado a la familia en Barcelona, su ciudad natal, convive en la Residencia Blume con parte de los mejores deportistas españoles. El sucesor de Jaime Lissavetzky, que tiene 45 años, los últimos tres a su sombra, jugó al waterpolo y el rugby y corre el maratón (42,195 kilómetros) en menos de tres horas.
Pregunta. Lissavetzky siempre decía que Samaranch era su maestro. Usted, que el suyo es Lissavetzky. ¿Qué consejos le dio?
Respuesta. Trabajar con Jaime, con la intensidad con la que él trabaja, es una clase diaria. Me aconsejó que fuera yo mismo, que no tuviera miedo. Me conoce. Sabe cuál es mi carácter. Me dijo que no intentara ser su copia.
P. ¿Diría de sí mismo que es un político que hace deporte o un deportista que hace política?
R. Un deportista que hace política. Yo podía haber tomado otros caminos, pero mi gestión pública ha estado vinculada al mundo del deporte por decisión propia.
P. ¿Conoce algún trampolín mejor para la política?
R. Depende del objetivo. El mío era transformar la sociedad a través del deporte...
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