Yelena Isinbayeva volvió ayer a las pistas en Moscú tras 329 días de inactividad competitiva. Y lo hizo con victoria. La zarina dio un golpe de autoridad: derrotó fácilmente a la campeona del mundo (la polaca Rogowska, quinta con 4,46) y a la campeona europea (la también rusa Feofanova, segunda con 4,56) y se colocó ya como líder del ránking mundial, con 4,81. No es mucho para ella, pero es un muro para la mayoría de sus rivales.
La chica de Volgogrado hizo gala de una gran confianza en sus fuerzas: mientras todas sus oponentes se peleaban con el listón en 4,46, ella observaba a sus rivales y esperaba el momento de ponerse en marcha. Comenzó en 4,61 y saltó a la primera. Todas las demás se estrellaron contra esa medida, menos Feofanova, compatriota, pero no amiga, que, tras saltar 4,56, se reservó en esos 4,61 y atacó la barra en 4,66. La derribó. Con un solo salto Yelena había ganado su primera competición en casi un año.
Luego, en solitario, se enfrentó con 4,81 y los saltó a la primera y más tarde ordenó poner el listón diez centímetros más arriba. No pudo con la medida, pero dejó claro que ha regresado para ser de nuevo la mejor. Volverá a competir el sábado, en Donetsk (Ucrania), su pista talismán, esa en la que ha batido ocho récords.
No saltaba desde el 14 de marzo, en los Mundiales indoor de Doha. Acabó cuarta. Ese revés se unió al del año anterior en los Mundiales de Berlín, donde hizo nulos en la altura inicial. Isinbayeva decidió tomarse un respiro competitivo, al que puso fin ayer con una victoria.
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