Foto: A. Ruesga (http://www.elpais.com)
Ha pasado un mes desde que estalló la Operación Galgo contra el dopaje y el atletismo español sigue revuelto. Tanto que quizá hoy su gala anual, el día en que atletas, entrenadores y directivos celebran lo bonito que es su deporte y premian a los mejores, se parezca más a un funeral que a la fiesta que promete su nombre. Entre los teóricos premiados está Nuria Fernández, campeona europea de los 1.500 metros y a la que entrena el imputado Manuel Pascua. Aunque solo ha declarado ante la juez como testigo, muchos compañeros se resisten a compartir escenario y brindis con ella.
Esta semana varios de los mejores corredores españoles se reunieron con el presidente de la federación, José María Odriozola, y le trasladaron su disgusto. Tras ello, este organismo, que celebra desde hoy su asamblea anual y no quiere más líos, ha convencido a la atleta de que no asista al acto.
La ausencia de Fernández no evitará seguramente los corrillos para comentar las últimas novedades del caso. Como el suicidio de Alberto León, el supuesto conseguidor de la trama, o la admisión del Consejo Superior de Deportes (CSD) como parte en el proceso, algo que podría agilizar las sanciones deportivas.
También se hablará de las propuestas de los atletas para endurecer dichas penas. En el borrador que circula desde hace días se habla de vetar de por vida en la selección a los que no se arrepientan tras un positivo o formen parte de una red organizada de dopaje -dardo dirigido a Marta Domínguez- y dejar en barbecho cuatro años a los que entonen el mea culpa. O de poner en marcha el pasaporte biológico. Incluso, de retirar automáticamente las ayudas federativas a los acusados y no convocarles hasta que la juez se pronuncie.
Aunque Odriozola se ha mostrado favorable a algunas medidas, la última planteada parece inviable porque ninguno de los imputados ha sido sancionado ni ha dado positivo. En cualquier caso, las propuestas reflejan que lo que empezó como indignación espontánea de los atletas limpios en forma de carta pública se ha transformado en un movimiento que quiere cambiar las cosas. "La gente ha reaccionado", resume el maratoniano Pablo Villalobos; "queremos demostrar que el atletismo no está podrido y que a los que se dopan no les puede salir rentable".
Villalobos estará hoy en la gala, en Madrid, a la que asistirán el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, y el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, pero saldrá corriendo, como muchos compañeros. Este fin de semana se habla de dopaje, pero la competición sigue.
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