Escrito por Harold Iglesias
Muchos se preguntarán cuál es la clave del éxito de la escuela cubana de vallas, que cuenta con campeones olímpicos de la talla de Dayron Robles (ostenta el récord del orbe, 12.87) y Anier García (13 flat de registro cúspide en la final de Sydney 2000).
Además, han existido otros corredores prestigiosos como Emilio Valle y Erick Batte, quinto y octavo, respectivamente, en la cita estival de Atlanta’96, y capaces de hacer sus mejores topes de por vida en semifinales de aquella cita: 13.18 Valle y 13.26 Batte.
Claro, la metodología utilizada por el avezado técnico Santiago Antúnez y su equipo difiere de la empleada por la casi totalidad del resto del mundo, donde los grandes exponentes del campo y pista entrenan solos o con alguna pareja.
Todo lo contrario de Antúnez, seleccionado el mejor entrenador de la IAAF en este 2010, quien adiestra a una preselección de 20 atletas de uno y otro sexo y varias edades.
"Desde 1986 precisamente esa ha sido una de las principales fortalezas de nuestra escuela. Tener a los talentos de las categorías juvenil y de mayores juntos. Los más jóvenes ven reflejadas las ejecuciones de los mayores, cuestión favorable en su desarrollo, se establece una ayuda entre experimentados y noveles y, además, los primeros sienten la presión de sus sucesores, algo que contribuye a fomentar la sana competitividad interna", explicó.
¿Este sistema garantiza el relevo?
Cuando integras un grupo y compartes sesiones con el recordista universal de la especialidad siempre encuentras motivaciones adicionales. Eso los obliga a esforzarse al máximo y ser más disciplinados. Técnicamente cuentan con el mismo programa de entrenamiento y las cargas son similares, siempre en correspondencia con la edad y la etapa del ciclo de entrenamiento...
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