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Hoy se cumple un cuarto de siglo de una carrera histórica. En Canberra, la alemana Marita Koch destrozó el récord de los 400 metros lisos en 47.60, la segunda marca más antigua del atletismo. La sombra del dopaje en la RDA ha perseguido siempre a Koch. Ella habla de trabajo duro. Participa en Eskup en el debate sobre el dopaje.
El 6 de octubre de 1985, en Canberra (Australia), una alemana del Este llamada Marita Koch (Wismar, Pomerania; 1957) corrió los 400 metros en 47.60. El régimen deportivo de la RDA alcanzó su cénit entonces. La marca es tan extraordinaria que aún hoy, 25 años después, permanece intocable. Solo otra atleta, la checa Jarmila Kratochvilova y en 1983, ha sido capaz de bajar de 48s, y solo por unas centésimas. El récord de Koch, monumento de una época y un sistema, el dopaje de Estado, que años después, tras la caída del muro, han sido juzgados y condenados por el uso masivo de anabolizantes con atletas y nadadoras adolescentes, es el segundo más antiguo del atletismo mundial. Solo le derrota en antigüedad y, quizás también en intocabilidad y sospecha, el de la misma Kratochvilova en 800 metros (1m 53,28s, en 1983). En el siglo XXI solo la mexicana Ana Guevara (48,89s) y la tejana Sanya Richards (48,70) han logrado siquiera bajar de 49s...
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