Mohamed Marhum posa en las pistas de la Blume
FOTO: BEATRIZ GUZMÁN (marca.com)
Tras pasar casi 11 años en un centro de menores de Ceuta, la progresión de sus marcas le abrió las puertas de la madrileña residencia Blume, donde se entrena desde abril de 2008.
BEGOÑA FLEITAS. MADRID
Mohamed Marhum muestra una sonrisa permanente. Ni siquiera desaparece de su rostro cuando habla sobre la difícil infancia que le obligó a cruzar la frontera de Marruecos junto a su hermano menor cuando tenía ocho años. Ceutí de adopción —ha vivido casi 11 años en esta ciudad—, la joven promesa del mediofondo nacional llegó a la residencia Blume en abril de 2008, donde empezó a entrenarse bajo la supervisión de Luis Miguel Landa.
Desde entonces, y pese a que una anemia ha lastrado su última temporada, su progreso y mejoría han sido constantes. Atrás quedaron los momentos complicados, aquéllos que le llevaron casi por casualidad hasta el deporte. “Aunque nací en Chaun, mi familia se trasladó a Castillejos para que pudiéramos ir al colegio”, relata Marhum, junto a las pistas de atletismo de la Blume. “En cuanto crecí un poco vi que tenía que cruzar la frontera, que el futuro era sacar bultos —de ropa y comida— para mejorar. En el colegio los profesores nos pegaban, allí la infancia es para los ricos, no para los pobres. Mi padre se buscaba la vida con pequeños trabajos y mi madre, que es minusválida, limpiaba en casas. Te cuentan cosas sobre España y, cuando eres tan pequeño, sólo piensas en alcanzarlo”.
Por eso, cuando tenía ocho años, Mohamed decidió cruzar la frontera junto a su hermano de seis. Amparado en la noche, intentó pasar la alambrada, pero fue interceptado por la Guardia Civil. “Nos llevaron a un centro de menores, a mi hermano con los más pequeños y a mí con los niños más grandes. Me quedé a estudiar en el centro de acogida La Esperanza, donde empecé a hacer deporte”.
Fue uno de sus educadores, Serafín, el que le apuntó a la San Silvestre de Ceuta, pese a que Mohamed sólo jugaba al fútbol y hacía algo de triatlón. “Yo no quería correr, pero me dijo que tenía cualidades. Sin haber entrenado quedé entre los 10 primeros de mi categoría y Alfonso Lozano, mi entrenador, vio entonces que podía llegar lejos”.
Su progresión fue meteórica: participó en el Campeonato de España juvenil de cross con victoria y sus logros le convirtieron en una importante promesa del mediofondo para España, por lo que se empezó a tramitar su traslado a la residencia Blume de Madrid, donde se entrena desde hace más de un año. “Alguna vez había visto atletismo por la televisión, pero nunca pensé que pudiera dedicarme a ello”, reconoce. “Es un deporte que me encanta y me motiva mucho estar en estas pistas rodeado de atletas tan importantes, como Higuero o Reyes Estévez”.
Su sueño: convertirse en campeón del mundo y hacerlo como español. Para ello, hoy viaja a Ceuta, donde seguirá con la tramitación de los papeles necesarios para solicitar la nacionalidad española. “Mi forma de correr ha cambiado desde que me entreno en Madrid, pero me falta mucho por aprender. El Mundial júnior es mi objetivo esta temporada y espero poder ir como español”.
Sus padres, desde Marruecos, siguen su progresión. “Voy a verlos cuando puedo. Me encuentran muy cambiado, pero saben que ahora todo va mejor. Les hablo de la vida en España y me siguen deseando suerte”.
Fuente: marca.com
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