El premio ha sido para el mejor poema “con tema teresiano” y estaba dotado con 2000 euros.
LA CLARIDAD DEL ALMA
por Nicolás del Hierro
Este poema ha obtenido el Primer Premio de Poesía
“Santa Teresa de Jesús”, que fue entregado en
Madrigal de las Altas Torres el 17 de octubre de 2009.
Certamen que, bajo el patrocinio de la Excma. Diputación
de Ávila, organiza el Hogar de Ávila en Madrid.
I
¿Dónde la luz? La luz tiene ese cetro,
cenit preclaro, que estelar nos llega
por los cauces omnímodos del cielo
a los ojos del hombre, a las abiertas
pupilas que, gozosas en su empeño,
disponen arreboles en la entrega.
El horizonte es una inmensa tabla
que ilumina contrastes y que llena
de auroras la retina; que hace gama
de su abierto abanico cuando puebla
la piel y los paisajes, la membrana
extensa y formidable de la tierra.
Amamos los colores y las formas,
gozamos la razón de la belleza
bajo el impulso alado de las horas.
El día es su verdad: le da su fuerza
con el beso del alba y la corona
del véspero, que acuna su grandeza.
Su forma es el Camino, un camino
que lleva a Las Moradas de la idea
a la pasión del alma y al latido
por donde la virtud, libre, espolea
a los corceles de la entraña, al vivo
estado de un amor que recompensa.
I I
Brota Cristo en el pecho de quien ama,
porque amor es su pulso y su latido;
vibra Dios en el centro enriquecido
de quien con fe lo busca y lo reclama.
La mística se enciende; cauce y llama
disponen de la entraña su gemido.
Surge un eco de alturas, un tañido
de luz que en fundaciones se derrama.
La cima es otra luz. ¿Viene del cielo
o es cielo lo que busca? Todo anhelo
es mística pasión, brasa y pavesa.
Claridad busca el alma, no pupila:
la entraña es manantial que se deshila
llanto a llanto en la fe de sor Teresa.
I I I
Su fuerza es interior. Se nos proyecta
desde un extenso faro, un gran destello
capaz de iluminar con sus esencias
el amplio corazón del universo.
Surge como un torrente; consecuencia
de otra luz que impone sus reflejos.
La luz es hoy un labio que se crece
por el sublime son de una campana;
una oración que en su redoble vierte
las nobles inquietudes de la Santa:
mientras, la claridad es un presente
que conjugan Amado con Amada.
I V
Amado con Amada. Siempre unidos
en su razón de fe y humanidades;
salvedad de amorosas salvedades
que unifican los reinos divididos.
Dos amorosos rayos concebidos:
cielo y tierra en amor de claridades.
Unidad de dispersas unidades
sobre el juego ideal de los sentidos
Una luz busca el ojo y otra el alma,
que extremos son de amor en arrebato.
Dos claridades, desde arriba llegan:
espíritu y dolor, pasión y calma.
Y en el fuero feliz de su recato
el alma y dios a su pasión se entregan.
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