Isinbayeva celebra su triunfo del pasado viernes en Bruselas
Foto: AFP (abc.es)
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-¿Qué fue lo primero que pensó al enterarse de que había sido galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes?
-No me lo podía creer, los deportistas que han recibido antes este galardón son los mejores en sus especialidades. Me siento muy honrada de recibir este galardón.
-¿Por qué pensaba que usted no podía tener acceso a este premio?
-Porque yo creía que estaba reservado a grandes personalidades del mundo de la economía, la investigación... había oído hablar mucho de este premio, que se daba a los mejores del mundo en cada especialidad, pero nunca pensé que pudiera ser para mí.
-¿Conoce España? ¿Irá a Oviedo a recoger el premio el 23 de octubre?
-Sí, conozco España y por supuesto que iré a recoger el premio a Oviedo.
-¿Cómo se enteró de que había sido galardonada con el premio?
-Juan Antonio Samaranch me llamó en persona a mi móvil y no me lo podía creer. Fue auténticamente maravilloso.
-¿Cuál es el secreto para haber batido 27 veces su propio record de salto con pértiga, la condición física o la fortaleza mental?
-Todo junto, tanto la preparación física como la mental, así como la inspiración y la sensación de que puedes batir un nuevo record y, sobre todo, la idea de que puedes hacer feliz a mucha gente si consigues batir otro record. Cuando conseguí los primeros records fue maravilloso para mí porque eran nuevas sensaciones y nuevos logros, que podía entrar un poco en la historia, pero reconozco que empezaba a acostumbrarme a ello, empezaba a ser un poco aburrido.
-Y después de lo que pasó en el Mundial de Berlín el mes pasado, donde no logró digamos lo que todo el mundo esperaba, ¿qué pensó?
-Reconozco que fue un auténtico revulsivo porque, a partir de aquel fracaso, volví a recuperar las sensaciones que antes me motivaron tanto y que ahora me hacen volver a trabajar como al principio. Antes de Berlín me había acostumbrado a que las nuevas marcas que iba alcanzando fueran llegando de una manera casi natural. Y ha sido estupendo volver a recuperar esta manera de enfocar el trabajo. He vuelto a empezar casi de cero y ha sido maravilloso. Soy una especie de nueva mujer.
-¿Qué opinión tiene de las dificultades que soportan las mujeres que se dedican al deporte de elite para compatibilizar la vida profesional y personal?
-La verdad es que es injusto porque no podemos tener hijos durante nuestra vida profesional, al contrario de lo que ocurre con los hombres, que pueden ser padres sin ningún problema. La otra opción es la que han tomado algunas deportistas, que han dejado un año el trabajo y después han vuelto pero es muy difícil recuperar el terreno perdido. Es un poco injusto porque, cuando se te despierta el instinto maternal, tienes que elegir entre tu carrera profesional y la familia. En mi caso es más fácil porque de momento no me he planteado ese asunto.
-Y, en general, ¿qué aportan las mujeres al deporte?
-Yo creo que hacemos que el deporte sea más bello porque le aportamos también un cierto glamour en el terreno estético y, sobre todo, le damos un toque artístico al deporte, algo así como si fuera un ballet. Y, además, de manera indirecta, animamos a otras mujeres a hacer deporte.
-Entre los inconvenientes de su profesión están sin duda los viajes, ya que se debe pasar la vida entre aviones, hoteles, estadios, etc..
-Sin duda, ya que viajo mucho, pero no conozco nada porque voy de los aeropuertos a los hoteles y de éstos a los estadios... No tengo tiempo para más.
-¿Qué hace para concentrarse antes de una competición?
-Intento desconectar de mi propio deporte y para ello veo en la televisión otras competiciones deportivas, como el US Open de tenis de estos días, o leo. Pero, desde luego, lo que no hago en salir de la habitación del hotel la víspera de un salto porque todo me consume la energía, desde firmar un autógrafo a simplemente hablar. Tengo que reservar las fuerzas para la competición.
-¿Qué es lo más difícil de su profesión?
-Lo que los demás esperan de mí. Lo de que te reconozcan por la calle y te pidan un autógrafo no es un inconveniente sino todo lo contrario, es un placer para mí. Otro de los problemas es la soledad porque a veces, entre salto y salto, tengo que esperar hasta dos horas sola en el vestuario del estadio, a lo que se añade que tienes que calentar y motivarte para el salto y después vuelves a bajar, entre comillas, y tienes que esperar y volver a calentar y volver a inspirarte para saltar...A veces es duro.
Fuente: abc.es
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