DELFÍN MELERO
Marta Domínguez no es una mujer cualquiera. Luchadora y pirata en busca de tesoros desde que nació hace 35 años, la palentina consiguió en Berlín lo que el atletismo le debía. Su medalla de oro en el Olímpico berlínes, escenario que respira historia desde un rincón que recuerda los Juegos del 36, hace justicia a una trayectoria casi perfecta.
La palentina no sólo ha superado obstáculos en la pista alemana. La rendición no existe en el vocabulario de una representanta de la Armada Invencible española. Atleta de medio fondo y fondo hasta dos meses antes de los Juegos de Pekín, a Marta no le importó colocarse obstáculos en su camino hacia la gloria. En el Nido, uno de ellos le apartó de sus opciones de colgarse una medalla olímpica. Un año después, disfrutó de su venganza particular.
Sus últimos cien metros pasarán a la historia del atletismo español. Marta corría por España, por Palencia y por su abuela, representada en una cinta rosa que le da superpoderes. Apretó los dientes y encontró un tesoro dorado antes que enemigas rusas y africanas.
La chica de los retos
Marta dejó huella en otras pruebas, agrandando su figura en los 5.000, donde se colgó dos platas mundiales hace años (Edmonton 01 y París 03). Oro en la misma distancia en los Europeos de Munich 02 y Goteborg 06, se subió al tercer escalón del podio en los campeonatos de Budapest de hace 11 años. En pista cubierta, su palmarés se extiende a una plata continental en los 3.000 de Birmingham.
Las lesiones motivaron el nuevo reto de Marta en los 3.000 obstáculos. Batió el récord de España en cuanto se adaptó y un 17 de agosto de 2009 gritó su nombre en el Olímpico de Berlín. Marta era campeona del mundo. Nada ni nadie pudieron con una mujer aventurera, valiente y atleta hasta en la vida. Los obstáculos no existen para la chica de oro de nuestro atletismo.
delfin.melero@marca.com
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