Vaya por delante mi admiración hacia el atleta Oscar Pistorius. No seré yo, como locutor en campeonatos de España de atletismo para discapacitados (ciegos, paralíticos cerebrales, amputados y lesionados medulares) quien critique lo más mínimo el acto de superación personal que conlleva realizar deporte cuando eres discapacitado.
Lo que sí merece, en mi opinión, una crítica es la cobertura mediática que se ofrece al atleta sudafricano. Para mí, a todas luces, desproporcionada. ¿Qué es lo que interesa de él? ¿Que quiere medirse con los mejores atletas ‘válidos’? ¿Su afán de superación? O por el contrario, y sin cinismos, ¿lo que interesa realmente es lo peculiar de sus prótesis que le dan esa espectacularidad al verlas en movimiento?
La sensación que me da es que es por esta razón fundamentalmente por la que Pistorius goza de la notoriedad que ha alcanzado. Se asemeja a la admiración que sienten los jóvenes y no tan jóvenes cuando van al circo y observan a los zancudos con esas largas piernas andando por la pista. Es distinto, es peculiar. Lo mismo que Pistorius: distinto y peculiar.
Habrá quien me diga que el impulso que está dando Pistorius al deporte discapacitado sirve para que se hable más de él. Y te pregunto a ti que me lees: ¿sabrías decirme cinco deportistas discapacitados aparte de Pistorius? Difícil, ¿verdad? ¿Y cuatro? ¿Y tres? ¿Y dos? ¿Y uno? Si, al menos, has sabido uno, enhorabuena porque no es lo normal, pero confirma mis sospechas sobre el ‘boom Pistorius’: sólo ha beneficiado al propio Pistorius.
Probablemente nadie se haya acordado de Natalie du Toit. A mi juicio, la mejor deportista paralímpica que existe en estos momentos. Sudafricana como Pistorius, Natalie tiene TODO para que no sea reconocida mediáticamente. Practica un deporte minoritario (natación), es mujer y, aparte, discapacitada. Precisamente las tres patas sobre las que quería comenzar mis artículos en este blog de Sportyou.
Con el atletismo quise expresar la injusticia que sufren (sufrimos) los practicantes de deportes minoritarios. Con la frase de Coubertin “las mujeres sólo tienen una labor en el deporte: coronar a los campeones con guirnaldas” traté de reflejar lo lejos que está aún el deporte femenino del masculino en cuanto a cobertura y valoración. Y con Pistorius intento señalar que hay más deporte discapacitado más allá de Oscar.
Cierro ese círculo con Natalie du Toit, que ejemplifica todo lo que debería ser y no es. No porque no se lo merezca, sino porque como diría Platón con su famosa ‘reminiscencia’, “conocer es recordar”. Pero para recordar algún día, primero hay que conocer y yo me comprometo a escribir sobre ella en próximas fechas. Así, una vez conocida, podrá ser algún día recordada. Cuando eso suceda, se acabará el circo y comenzará la leyenda.
Fuente: asportyou.esa
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