Nieves, Vecillas, Pilar, Paco, Paloma y Blas
Foto: Núñez
La inversión para unos Juegos es importante, pero lo es mucho más su legado. Al margen de los beneficios sociales y deportivos, Madrid será un escaparate para fomentar inversiones extranjeras, para el comercio y para el turismo. Quieren cifras. Los derechos de las televisiones pueden dejar 2.300 millones de euros, Madrid 2016 prevé unos ingresos de 1.611 millones por venta de entradas, licencias, patrocinadores... Un 77 % de las instalaciones ya están construidas y no hay que hacer grandes desembolsos. Si hoy somos una potencia con deportistas como Nadal, Gasol y cía, imagínense lo que puede llegar.
Por eso, aunque estemos en crisis y con un 76,2 % de los españoles preocupados por el paro (según la última encuesta del CIS), si el Ayuntamiento de Madrid se va a gastar 800.000 euros en las 50.000 banderolas que adornan las calles, en un logo de 40.000 m2, en el viaje de una Comisión de 13 personas que viene a evaluar la ciudad y en la documentación que se van a llevar, debemos verlo como una inversión. El mosqueo sería una reacción natural y hasta justa, pero no dejemos que eso obture nuestro cerebro. Si echan la vista atrás, verán lo que significaron los Juegos de 1992 para Barcelona. Según la consultora Healey & Baker, Barcelona pasó a ser la cuarta ciudad europea.
Fuente: as.com
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