María Nieves Navarrete Rodríguez y Pilar Delgado Rey
Foto: Núñez
Juan Mora
Juan Mora
El pasado viernes comía con un presidente de Federación y me decía: "Nuestro médico hace lo mismo que los de los otros países, ir al límite". El límite significa no pasar de la raya, es decir, no dar positivo. "Queremos medallas, nuestros deportistas las necesitan porque de lo contrario no entran en el plan ADO, ¿van a ir a pan y agua?, pues no, irán como sus rivales, al límite", decía. Esa es la realidad del deporte. Esa realidad es la que presuntamente hace posible que Chambers corra ahora más rápido que cuando se dopaba. Hace seis años Chambers llegó a tomar 21 sustancias prohibidas, como él mismo reconoce en su libro. Si dio positivo una sola vez fue gracias a la denuncia del caso Balco que facilitó la fórmula para detectar la THG.
Pero Chambers no sólo se inyectaba THG; también EPO, HGH y testosterona. Nunca daba positivo. El secreto era ir al límite o utilizar sustancias no detectables. Eso mismo se sigue haciendo ahora. Por algo se hacen contratos millonarios a los médicos. No sólo saben de dosis, sino que tienen acceso a todo tipo de medicamentos, como la hormona del crecimiento, un potente anabolizante aún indetectable. Cualquiera que la utilice puede pasar sin problemas un control antidopaje. Por eso sólo se pilla a los incautos o a quienes se pasan de la raya. No suele ser el caso de los grandes campeones. Por algo pagan hasta 30.000 dólares al año a los mejores especialistas. Y esto no lo dice un presidente de Federación, lo dice el propio Chambers.
Fuente: as.com
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