El velocista británico Dwain Chambers, atleta maldito por culpa de su dopaje confeso, parte como gran favorito para vencer en los 60 metros, la distancia de los purasangres. Durante su permanencia en el lado oscuro del deporte, Chambers envenenó la suya con 300 sustancias dopantes en un solo mes, según propia y estremecedora confesión, escrita en un libro autobiográfico.
Pero Chambers ha regresado de las tinieblas y, aunque no es bien recibido en la mayoría de los sitios y que, incluso, hay quien sospecha que algo del lado oscuro aún queda en él, no hay más remedio que aceptarle en la alta competición.
Hace ya tiempo que cumplió con los dos años de suspensión con los que se le castigó por dar positivo con THG en el Caso Balco, el mismo en el que cayó la estadounidense Marion Jones.
Ayer por la mañana se entrenaba en la pista cubierta de Turín, en la misma instalación en la que pretende conseguir la medalla de oro en la velocidad. Tiene la mejor marca mundial del año en la distancia (6.51), aunque con estrecho margen sobre su compatriota Simeon Williamson (6.53) y sobre el italiano Fabio Cerutti (6.55), el ídolo local. En las cuatro últimas ediciones de los Campeonatos Europeos en sala el vencedor de los 60 metros fue otro británico, Jason Gardener, ausente en Turín, que ganó cuatro títulos consecutivos.
Chambers ya fue subcampeón mundial en sala el año pasado en Valencia, batido sólo por el nigeriano Olusoji Fasuba, en el que fue su regreso a la competición internacional.
Fuente: as.com
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