El raid Paris Madrid. El aeroplano tripulado por Garros después de caer en el barranco del Leigaran cerca de Andoaib.
FOTO: ABC
LA ETAPA REINA PUDO CON LOS TRES SUPERVIVIENTES. EN GETAFE EL PÚBLICO PERDIÓ LOS NERVIOS. TENSA ESPERA DE S. M. ALFONSO XIII QUE OPTÓ POR ESPERAR NOTICIAS EN EL CUARTEL DE ARTILLERÍA DE GETAFE.
Manuel de la Peña Rodríguez-Martín
Entre tanto, la jornada del Jueves 25 de mayo de 1911, fecha prevista para la llegada, se vivía en la Dehesa de Santa Quiteria de Getafe con gran emoción. Desde muy temprano una muchedumbre ya ocupaba los exteriores del campo. Desde Madrid salieron varios trenes especiales, mientras que de la propia capital y de los pueblos cercanos, fueron muchos los que vinieron en automóviles, coches de caballos, carros, y hasta a pie. Por la tarde se celebraba en el pueblo la tradicional romería de la bajada de la Virgen de los Ángeles, al coincidir con la festividad de la Ascensión.
El coche del Ministro de Fomento, ocupado por su hermano Eduardo Gasset y sus sobrinos Ricardo y Luis, volcó en la cuneta de la carretera del cerro de los Ángeles, ya cerca del campo de aterrizaje. Los accidentados fueron auxiliados por los ocupantes del coche del Real Automóvil Club, el delegado del Gobernador conde de El Salca, el secretario del Gobierno Civil Cembrano y el capitán de Ingenieros Maya, Secretario de la Comisión Técnica de la carrera. Hubo dos accidentes más: El atropello de una mujer y la colisión del coche de la Infanta Isabel con otro vehículo, resultando ilesos sus ocupantes. Todos los accidentados fueron atendidos en el puesto de la Cruz Roja. Afortunadamente, era tal la aglomeración, que los coches circulaban a muy poca velocidad, lo que evitó muchos inconvenientes.
Sobre las nueve y media llegó parte de la familia Real, la Infanta citada, su hermana Luisa y el Infante Carlos. Algo más tarde hizo su entrada en el campo el coche de SS. MM. los Reyes don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia, a quienes les rindieron los honores correspondientes un escuadrón de Húsares de Pavía y la banda de música de Ingenieros, que había amenizado la espera. Se encargó del orden publico el 14º Tercio de la Guardia Civil de la Comandancia de Madrid, al mando del teniente coronel Julián Aldir, participando como retenes el escuadrón de Húsares y fuerzas del 5º Regimiento Montado de Artillería de guarnición en Getafe. El Rey, al conocer la tardanza de los aviadores por medio de un telegrama desde Burgos aún no se conocían con detalle los incidentes ocurridos-, se acercó al cuartel de Artillería, en donde entretuvo la espera charlando con el coronel José Souza y su Plana Mayor.
Otras autoridades y representaciones asistentes fueron, el Ministro de la Guerra Agustín de Luque, el Gobernador Civil Fernández Latorre, los Alcaldes de Madrid y Getafe Francos Rodríguez y Sauquillo Oyero, respectivamente, Senadores y Diputados en Cortes, y concejales de ambas poblaciones. Y los alumnos de los Escolapios y de la monjas de San José de la Sagrada Familia, quienes con sus superiores, dieron colorido a la fiesta.
Al conocerse la noticia definitiva del aplazamiento, la familia Real volvió a Madrid, mientras que el público esperaba el festival aéreo anunciado con motivo de la carrera. Sobre las siete de la tarde, llegó desde Madrid en vuelo, el piloto español Fernando Barrón, realizando un perfecto aterrizaje, hecho muy valorado por los espectadores. Después de un descanso inició una exhibición de sus facultades aeronáuticas, volviendo a tomar tierra entre la admiración y los aplausos del público.
A media tarde se conocía el accidente de Roland Garrós -véase la foto-, el abandono de Gibert, y la aventura de Vedrines -que tuvo que vérselas con un enorme águila en el paso de Pancorbo-, quien después de repostar en Burgos, aterrizó en Quintanapalla por una simple avería. Eliminados Garrós y Gibert, Vedrines solicitó de la comisión el aplazamiento del fin de la etapa, cosa que le fue concedida.
A las ocho de la tarde, después que parte de los asistentes presenciaran el paso de la durada y barroca carroza de la Virgen de los Ángeles, el público de Madrid volvió a la capital, mientras los getafenses seguían la procesión de su patrona hasta el templo parroquial de la Magdalena.
Fuente: A. E. de Cronistas Oficiales
ENLACES:
LA ETAPA REINA PUDO CON LOS TRES SUPERVIVIENTES. EN GETAFE EL PÚBLICO PERDIÓ LOS NERVIOS. TENSA ESPERA DE S. M. ALFONSO XIII QUE OPTÓ POR ESPERAR NOTICIAS EN EL CUARTEL DE ARTILLERÍA DE GETAFE.
Manuel de la Peña Rodríguez-Martín
Entre tanto, la jornada del Jueves 25 de mayo de 1911, fecha prevista para la llegada, se vivía en la Dehesa de Santa Quiteria de Getafe con gran emoción. Desde muy temprano una muchedumbre ya ocupaba los exteriores del campo. Desde Madrid salieron varios trenes especiales, mientras que de la propia capital y de los pueblos cercanos, fueron muchos los que vinieron en automóviles, coches de caballos, carros, y hasta a pie. Por la tarde se celebraba en el pueblo la tradicional romería de la bajada de la Virgen de los Ángeles, al coincidir con la festividad de la Ascensión.
El coche del Ministro de Fomento, ocupado por su hermano Eduardo Gasset y sus sobrinos Ricardo y Luis, volcó en la cuneta de la carretera del cerro de los Ángeles, ya cerca del campo de aterrizaje. Los accidentados fueron auxiliados por los ocupantes del coche del Real Automóvil Club, el delegado del Gobernador conde de El Salca, el secretario del Gobierno Civil Cembrano y el capitán de Ingenieros Maya, Secretario de la Comisión Técnica de la carrera. Hubo dos accidentes más: El atropello de una mujer y la colisión del coche de la Infanta Isabel con otro vehículo, resultando ilesos sus ocupantes. Todos los accidentados fueron atendidos en el puesto de la Cruz Roja. Afortunadamente, era tal la aglomeración, que los coches circulaban a muy poca velocidad, lo que evitó muchos inconvenientes.
Sobre las nueve y media llegó parte de la familia Real, la Infanta citada, su hermana Luisa y el Infante Carlos. Algo más tarde hizo su entrada en el campo el coche de SS. MM. los Reyes don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia, a quienes les rindieron los honores correspondientes un escuadrón de Húsares de Pavía y la banda de música de Ingenieros, que había amenizado la espera. Se encargó del orden publico el 14º Tercio de la Guardia Civil de la Comandancia de Madrid, al mando del teniente coronel Julián Aldir, participando como retenes el escuadrón de Húsares y fuerzas del 5º Regimiento Montado de Artillería de guarnición en Getafe. El Rey, al conocer la tardanza de los aviadores por medio de un telegrama desde Burgos aún no se conocían con detalle los incidentes ocurridos-, se acercó al cuartel de Artillería, en donde entretuvo la espera charlando con el coronel José Souza y su Plana Mayor.
Otras autoridades y representaciones asistentes fueron, el Ministro de la Guerra Agustín de Luque, el Gobernador Civil Fernández Latorre, los Alcaldes de Madrid y Getafe Francos Rodríguez y Sauquillo Oyero, respectivamente, Senadores y Diputados en Cortes, y concejales de ambas poblaciones. Y los alumnos de los Escolapios y de la monjas de San José de la Sagrada Familia, quienes con sus superiores, dieron colorido a la fiesta.
Al conocerse la noticia definitiva del aplazamiento, la familia Real volvió a Madrid, mientras que el público esperaba el festival aéreo anunciado con motivo de la carrera. Sobre las siete de la tarde, llegó desde Madrid en vuelo, el piloto español Fernando Barrón, realizando un perfecto aterrizaje, hecho muy valorado por los espectadores. Después de un descanso inició una exhibición de sus facultades aeronáuticas, volviendo a tomar tierra entre la admiración y los aplausos del público.
A media tarde se conocía el accidente de Roland Garrós -véase la foto-, el abandono de Gibert, y la aventura de Vedrines -que tuvo que vérselas con un enorme águila en el paso de Pancorbo-, quien después de repostar en Burgos, aterrizó en Quintanapalla por una simple avería. Eliminados Garrós y Gibert, Vedrines solicitó de la comisión el aplazamiento del fin de la etapa, cosa que le fue concedida.
A las ocho de la tarde, después que parte de los asistentes presenciaran el paso de la durada y barroca carroza de la Virgen de los Ángeles, el público de Madrid volvió a la capital, mientras los getafenses seguían la procesión de su patrona hasta el templo parroquial de la Magdalena.
Fuente: A. E. de Cronistas Oficiales
ENLACES:
No hay comentarios:
Publicar un comentario