Sobrevolando Jaizkibel
Manuel de la Peña Rodríguez-Martín
A PESAR DE UN INCENDIO EN LOS HANGARES LA ETAPA DE DESCANSO TRANSCURRIÓ SIN OTRA NOVEDAD - LOS TRES AVIADORES SUPERVIVIENTES EN LA PRUEBA FUERON AGASAJADOS EN SAN SEBASTIÁN - MUY TEMPRANO DIO COMIENZO LA ETAPA REINA: 462 Km.
Este artículo que transcribo, original de JAVIER SADA, publicado el 22 de junio de 2008 en diariovasco.com, nos da una idea de lo que supuso para los donostiarras esta importante carrera.
“En nuestra ciudad –SAN SEBASTIÁN- todo eran nervios y una constante tensión con rumores sin confirmar: que un piloto había caído en Jaizkibel, que otro se había estrellado contra el puerto de Pasajes, que en alta mar... Desesperadamente agarrados a los teléfonos se iban descartando todas las falsas noticias de las que no se libró ni el gobernador civil que estaba en Ondarreta: le dijeron que el mismísimo rey Alfonso XIII había llegado sin avisar a la Estación del Norte y allá se fue a todo correr para recibirle... pero era otro bulo: no había rey en la estación. Se supo que el aviador estrellado en Jaizkibel, Roland Garros, no había hecho otra cosa que aterrizar porque se había quedado sin gasolina... y a las 10 h. 56´ 15´´ los mecánicos de Vedrines comenzaron a dar gritos de alegría cuando vieron que el avión de su jefe se acercaba a la isla. El monoplano aterrizaba dando saltos sobre las arenas de la playa Cuando Vedrines salía de Ondarreta nuevos cañonazos anunciaban la presencia de otro avión. Eran las 11 h. 35´ 38´´ cuando Garros daba una vuelta completa sobre el palacio de Miramar tomando arena entre los víctores del público. La inquietud seguía sobre la suerte seguida por Gibert, el tercer piloto, al que algunos situaban averiado en Bayona. La banda militar del Regimiento Sicilia tocaba y volvía a tocar en Ondarreta para entretener al personal. En Igueldo comenzaron a instalarse grandes reflectores por si la llegada se producía de noche, y cuando se tomaban todas las previsiones para evitar la desgracia pudo escucharse el estruendo de las tres bombas disparadas desde el Club Náutico que anunciaban la llegada del piloto. Trece minutos después pudo verse como el aparato de Gibert viraba en dirección a Ondarreta. Por la noche se celebró una fiesta en el Aero Club, haciéndose entrega a los pilotos de las copas ofrecidas por la sección de Guipúzcoa de dicha entidad y el premio de la Sociedad La Volante, consistente en una medalla de oro y una artístico diploma hecho a plumilla fue entregado a Vedrines. Desde Biarritz llegó a Ondarreta el piloto Marcel Granel -que a punto estuvo de incendiar los hangares cuando rompió una hélice.”
Agasajados como se expresa en la crónica anterior, muy temprano en la mañana del día 26 de mayo, despegaron hacia la Dehesa de Santa Quiteria d Getafe –convertida en un flamante aeródromo-, donde la expectación era enorme. Allí esperaban miles de personad trasladadas en trenes especiales desde Madrid, automóviles en gran número y autoridades presididas por S. M. Alfonso SIII, esperaban a los valientes aviadores.
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A PESAR DE UN INCENDIO EN LOS HANGARES LA ETAPA DE DESCANSO TRANSCURRIÓ SIN OTRA NOVEDAD - LOS TRES AVIADORES SUPERVIVIENTES EN LA PRUEBA FUERON AGASAJADOS EN SAN SEBASTIÁN - MUY TEMPRANO DIO COMIENZO LA ETAPA REINA: 462 Km.
Este artículo que transcribo, original de JAVIER SADA, publicado el 22 de junio de 2008 en diariovasco.com, nos da una idea de lo que supuso para los donostiarras esta importante carrera.
“En nuestra ciudad –SAN SEBASTIÁN- todo eran nervios y una constante tensión con rumores sin confirmar: que un piloto había caído en Jaizkibel, que otro se había estrellado contra el puerto de Pasajes, que en alta mar... Desesperadamente agarrados a los teléfonos se iban descartando todas las falsas noticias de las que no se libró ni el gobernador civil que estaba en Ondarreta: le dijeron que el mismísimo rey Alfonso XIII había llegado sin avisar a la Estación del Norte y allá se fue a todo correr para recibirle... pero era otro bulo: no había rey en la estación. Se supo que el aviador estrellado en Jaizkibel, Roland Garros, no había hecho otra cosa que aterrizar porque se había quedado sin gasolina... y a las 10 h. 56´ 15´´ los mecánicos de Vedrines comenzaron a dar gritos de alegría cuando vieron que el avión de su jefe se acercaba a la isla. El monoplano aterrizaba dando saltos sobre las arenas de la playa Cuando Vedrines salía de Ondarreta nuevos cañonazos anunciaban la presencia de otro avión. Eran las 11 h. 35´ 38´´ cuando Garros daba una vuelta completa sobre el palacio de Miramar tomando arena entre los víctores del público. La inquietud seguía sobre la suerte seguida por Gibert, el tercer piloto, al que algunos situaban averiado en Bayona. La banda militar del Regimiento Sicilia tocaba y volvía a tocar en Ondarreta para entretener al personal. En Igueldo comenzaron a instalarse grandes reflectores por si la llegada se producía de noche, y cuando se tomaban todas las previsiones para evitar la desgracia pudo escucharse el estruendo de las tres bombas disparadas desde el Club Náutico que anunciaban la llegada del piloto. Trece minutos después pudo verse como el aparato de Gibert viraba en dirección a Ondarreta. Por la noche se celebró una fiesta en el Aero Club, haciéndose entrega a los pilotos de las copas ofrecidas por la sección de Guipúzcoa de dicha entidad y el premio de la Sociedad La Volante, consistente en una medalla de oro y una artístico diploma hecho a plumilla fue entregado a Vedrines. Desde Biarritz llegó a Ondarreta el piloto Marcel Granel -que a punto estuvo de incendiar los hangares cuando rompió una hélice.”
Agasajados como se expresa en la crónica anterior, muy temprano en la mañana del día 26 de mayo, despegaron hacia la Dehesa de Santa Quiteria d Getafe –convertida en un flamante aeródromo-, donde la expectación era enorme. Allí esperaban miles de personad trasladadas en trenes especiales desde Madrid, automóviles en gran número y autoridades presididas por S. M. Alfonso SIII, esperaban a los valientes aviadores.
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