El ajedrez cubano en el 2008 ha tenido, sin duda alguna, un buen año, con las actuaciones individuales de Leinier Domínguez, Lázaro Bruzón y Yunieski Quesada, en lo fundamental, aunque otros también dieron un aporte significativo.
Quizás algunos no le concedan la connotación debida al campeonato mundial de partidas rápidas ganado por el Ídolo de Güines y de toda Cuba, pero realmente fue una competencia muy fuerte y por ende, exigente, porque no hubo rivales débiles y había que jugar con absoluta precisión y rapidez.
Imponerse como lo hizo Leinier, denota gran dominio de las aperturas, seguridad en múltiples variantes y defensas; así como una velocidad de análisis extraordinaria. Este campeonato, lamentablemente, no se compila a los efectos de los puntos Elo, porque si se tomara en cuenta, Leinier sumaría una buena cantidad.
En este año, Lázaro Bruzón logró recuperarse de un juego inestable, pudiéramos decir, y volvió a subir a más de dos mil 600 puntos.
Yunieski Quesada estuvo bien en la Olimpiada y en el torneo “Carlos Torre Repetto”, que si reportan rápidamente sus resultados, podría estar muy cerca de los 2600 al publicarse la próxima lista de la FIDE. Y también Holden Hernández tuvo un desempeño positivo.
En cuanto al sector femenino, lo más relevante fue la actuación de la santiaguera Oleini Linares, que resultó la segunda mejor defensora del cuarto tablero con ocho victorias y dos empates en diez partidas, para sumar 41 puntos Elo, que la deben llevar por encima de los 2300 para el primer trimestre del 2009.
Solo resultó por debajo de lo esperado, la actuación de los equipos cubanos en la Olimpiada. Seguimos pensando que se hace necesario desarrollar un buen campeonato nacional por equipos, incluso para que el juego ciencia en Cuba siga multiplicando sus pasos de avance.
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