Se afirma que los 20.000 casos nuevos al año del país son similares a los de EE.UU. y Europa. Y que no se parecen a los del resto de Latinoamérica. Los hábitos riesgosos: alta ingesta de carnes, consumo de tabaco y alcohol y sedentarismo.
Ocho mil especialistas en cáncer de mama le cambiaron el paisaje a la tranquila San Antonio, Texas, en el sur de los Estados Unidos. Aquí, donde en pleno centro de la ciudad se puede ver lo que quedó del fuerte El Alamo, recorren las calles con un definitivo aire de expectativa. La 31 edición del simposio de cáncer de mama, organizado por la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer, comenzó el miércoles y allí se generó un anuncio que invitó a pensar. El de la realización del Ethnical Research Initiative (ERI), que sugiere en un sondeo preliminar una vinculación entre la pertenencia a determinada etnia como factor de riesgo para desarrollar este tipo de tumores.
Y cuando menciona a las etnias hace hincapié en sus hábitos. Guillermo Lerzo, jefe de la unidad de Internación de la división médica del hospital oncológico Marie Curie, no tiene dudas sobre la influencia de ciertos hábitos como factores de riesgo del cáncer de mama. Y en coincidencia con él, otros colegas, presentes en este simposio, opinan que el perfil de la mujer argentina incluye varios de esos hábitos considerados nocivos en relación con la enfermedad.
"Sin dudas, hay ciertas costumbres que favorecen la susceptibilidad, entre ellos, los hábitos alimentarios (la mujer argentina es una gran consumidora de carnes rojas), el tabaquismo, el consumo temprano de alcohol, el sedentarismo, el ritmo de vida. Vi los anuncios del estudio ERI y me parece que será interesante saber algo más sobre esa relación entre etnia y riesgos", comenta Francisco Gago, profesor de ginecología de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo.
"En nuestro país se registran por año unos 20 mil casos nuevos de cáncer de mama. Ese número indica una proporción similar a lo que se contabiliza en los Estados Unidos y Europa. Tenemos hábitos similares a ellos y, pese a que estamos en América latina, nos distanciamos estadísticamente respecto de otros países latinoamericanos", explica Lerzo.
"Yo no podría decir que esa relación hábitos/riesgo es tan lineal porque además la clínica no es mi campo", dice la bióloga Marina Simian, del Instituto de Oncología Angel H. Roffo. "Pero sí se ven más casos de tumores que comienzan a desarrollarse en el embarazo o la aparición de tumores agresivos en mujeres más jovenes", agrega la investigadora.
Para el investigador Mariano Cárdenas, del Instituto de Química y y Fisicoquímica Biológicas, de la UBA, la sensación es la misma. "Es verdad que una alta ingesta de grasas, a través de las carnes rojas, es riesgosa, y no sólo para el cáncer de mama sino también para otro tipo de tumores. Pero no se puede cambiar un hábito de un día para el otro. Hay que moderar y pensar que nuestra carne justamente es una de las más saludables del mundo", puntuliza.
Para el oncólogo Lerzo, además de moderar hay que sumar: "Nuestras carnes son magras porque aquí el ganado se cría de manera natural, con pastos, y los animales pueden caminar, moverse. En otros países, el ganado se alimenta con granos y no se mueve, eso influye claramente en su calidad. Por eso, no hay que pensar en eliminar el asado. Lo que hay que hacer es tener una dieta más variada, no tan basada en las carnes rojas, y sumarles repollos o repollitos de bruselas, que está comprobado que ayudan a disminuir el riesgo de contraer esta enfermedad".
El investigador Martín Rivas, del Instituto de Biología y Medicina Experimental, comenta un caso para entender cuánto pesan las malas costumbres en la salud. "Las japonesas tienen un grado bajo de incidencia de estos tumores pero cuando se van a otro país, por ejemplo a los Estados Unidos, presentan más riesgos. Los hábitos hacen la diferencia", señala.
Por: Eliana Galarza
Fuente: TEXAS, EE UU. ENVIADA ESPECIAL
13 dic 2008
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