Todas estas preguntas no son más que cuestiones sobre la propia naturaleza en la que vivimos y de la que formamos parte. Antes de todo siempre tuvo que existir el tiempo. El Instituto Andaluz de Astrofísica (IAA) y la Estación Experimental del Zaidín (EEZ) de Granada se acercarán a estos dilemas mediante varias conferencias organizadas a lo largo de esta semana en el ciclo Noches de Ciencia.
Este ciclo fue abierto en el Palacio de Quinta Alegre (Avda. Cervantes, Granada) por Juan Antonio Madrid, catedrático en Fisiología y especialista en Cronobiología. Este experto habló sobre el entorno rítmico de la Tierra, el día y la noche, las estaciones, el ciclo de la Luna y de las mareas. Estos compases están relacionados con los relojes biológicos de los seres vivos y con su organización temporal interna.
Y es que desde que existe la vida sobre la superficie del planeta, éste no ha dejado de girar. Y como consecuencia los seres vivos han orquestado su actividad en acorde con este compás. El especialista hablará también sobre nuestros relojes biológicos internos, y cómo se deterioran con la edad. De manera que los más mayores interrumpen su sueño por las noches con más frecuencia que cuando eran jóvenes, y se despiertan antes de tiempo, mientras que durante el día se encuentran más somnolientos.
El miércoles de esta semana el físico y catedrático de Electromagnetismo, Antonio Fernández, debatió en público sobre el fluir del tiempo. Tal y como dijo Albert Einstein: "Pasado, presente y futuro son sólo ilusiones, aunque son ilusiones pertinaces". Tiempo y espacio no son conceptos diferenciados, sino que forman una suerte de entramado denominado espacio-tiempo, a escala microscópica este paisaje temporal pierde su aspecto continuo y fluctúa.
El tiempo en el cerebro
Antonio Fernández estuvo acompañado por la doctora en Psicología Agnés Gruart, quien sostiene que la percepción temporal es muy variable entre distintos individuos, y que no contamos con un órgano sensorial que detecte este transcurrir. Según la experta, es importante conocer qué estructuras cerebrales pueden tener el cometido de elaborar un cálculo sobre el paso del tiempo.
"El tiempo está presente en todas partes pero no ocupa ninguna, podemos sentirlo y medirlo pero no verlo ni tocarlo". Éstas son las palabras del coronel Fernando Belizón, capitán del navío de la Armada y director del Real Instituto y Observatorio de la Armada. El experto también participó en las Noches de Ciencia y dio a conocer la trayectoria que ha sufrido el conocimiento del tiempo en busca de la precisión, desde la determinación de la hora por métodos astronómicos hasta nuestros días.
Aunque una de las cuestiones que más llama la atención en relación con este tema es: ¿podremos viajar en el tiempo? El especialista del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Mario Toboso, tratará de responder a estas cuestiones en este ciclo. En este sentido, Einstein predijo que la gravedad retarda notablemente la marcha de los relojes.
Así, en la superficie de una estrella de neutrones, la gravedad es tan intensa que el tiempo se retrasa allí un 30% con respecto al tiempo medido en la Tierra. Un agujero negro plantea la máxima distorsión posible, en su superficie el tiempo se detiene, literalmente. Toboso subraya que, en base a esta propiedad del tiempo, estos fenómenos físicos han sido propuestos como vías teóricas para viajar en el mismo.
Viajar al futuro no entraña demasiadas complicaciones teóricas. Para quien hiciese un viaje de ida y vuelta a la velocidad de la luz, atravesando un campo gravitatorio muy intenso, habría transcurrido menos tiempo que para quienes quedaron en el punto de partida. Viajar al pasado, sin embargo, plantea serias dificultades dado que el viajero podría modificar el estado actual del mundo.
En este sentido, Miguel Ángel Sabadell, editor científico de la revista Muy Interesante, expone que el paso del tiempo señala una dirección, recordamos nuestro pasado pero no nuestro futuro, podemos ver cómo se rompe un vaso en pedazos pero no cómo se recompone a partir de los mismos. Tampoco faltará, en este ciclo divulgativo sobre el tiempo, una noche para hablar de una de las consecuencias más duras del transcurrir de los días: el envejecimiento. El catedrático en Fisiología, Jesús Tresguerres, subraya que los procesos de respirar y vivir conllevan la liberación de radicales libres, que deterioran el organismo porque lo oxidan.
"En los jóvenes hay sustancias antioxidantes que impiden o limitan este daño celular, pero conforme vamos envejeciendo éstas disminuyen", señala el experto. Tresguerres expondrá, la noche del viernes, el papel que algunas hormonas como la melatonina o los estrógenos pueden jugar para hacer que este proceso de oxidación, que se llama edad, sea un poco más lento. Este ciclo científico se celebra con motivo de la VIII Semana de la Ciencia, y a partir de las explicaciones de los conferenciantes tratará de hallar respuestas para la inmensidad de cuestiones que se plantean sobre el tiempo. Las charlas también podrán seguirse a través de la página web www.iaa.es/scyt2008/streaming.htm.
Este ciclo de conferencias se ha celebrado en el marco de la Semana de la Ciencia, una iniciativa impulsada por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de la Junta de Andalucía, a través del Programa de Divulgación Científica de Andalucía 'Andalucía Investiga' y la Red de Espacios de Divulgación Científica y Técnica de Andalucía (RECTA). En esta edición participarán un total de 97 entidades con 272 actividades.
Fuente: andalucia investiga.com
12 dic 2008
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