Albert Einstein regresa del pasado para salvar el medio ambiente. Bueno, en realidad lo hace un grupo de científicos de Oxford que han recuperado y mejorado un prototipo de frigorífico ecológico diseñado por el propio Einstein y el físico Leo Szilard. El equipo de investigadores británicos, liderado por Malcolm McCulloch, ha asumido el reto de perfeccionar la patente de 1930.
Las actuales neveras, al igual que los aerosoles, emplean en su funcionamiento el freón, un gas refrigerante muy perjudicial para la capa de ozono. El modelo de Einstein y Szilard en cambio recurre al agua, al amoníaco y al gas butano. Cuando se combinan estos tres elementos con vapor, el mecanismo obtiene energía del entorno con la que funcionar.
Lo cierto es que, aunque el nuevo prototipo resultaba respetuoso con el entorno, no enfriaba de manera muy eficaz. Ese fue el principal motivo por el que la idea no tuvo éxito. No obstante, Malcolm McCulloch asegura que gracias a la tecnología actual, es posible multiplicar por cuatro su capacidad refrigerante.
No sólo eso, sino que se estudia una nueva mejora: la posibilidad de no recurrir a la electricidad como fuente de alimentación. En su lugar, se intenta recurrir al calor generado por una bomba que, a su vez, funciona mediante energía solar. Una idea beneficiosa no sólo para el entorno, sino también para nuestros bolsillos, en especial en tiempos de crisis económica. Y es que el ahorro energético es un tema de gran importancia en el mundo de las nuevas tecnologías. Productos como la curiosa afeitadora eléctrica a manivela y otros inventos ecológicos así lo demuestran.
Malcolm McCulloch y su equipo esperan que su frigorífico ecológico esté pronto listo para ser comercializado.
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