Los genios prematuros tienen un problema, que se les exige lo mismo que a los mayores en mucho menos tiempo. A Sergio García ser una estrella mundial con sólo 19 años le ha dado más problemas que alegrías. Hasta ayer.
Nacido en 1980, forma parte de una excelente generación de figuras internacionales como Pau Gasol, Fernando Alonso o Fernando Torres. Mas, a diferencia de estos, al castellonense se les han exigidos los títulos desde el principio. Y la ausencia de «majors» en su palmarés le han provocado un aluvión de críticas injustificadas.
La carrera de García es impresionante. Después de su triunfo de ayer en China (superó en el desempate a Oliver Wilson en un torneo de altísimo nivel que contaba con seis de los diez primeros del ranking mundial), sumó su victoria internacional número 18. Algo increíble para quien sólo tiene 28 años, una edad a la que la mayoría de los golfistas todavía no han saboreado el éxito.
Al contrario de lo que sucede en el resto de las disciplinas, el golf es un deporte de largo recorrido. Es decir, que la plenitud competitiva que un tenista o atleta alcanzan entre los 20 y los 25 años, se retrasa en los golfistas hasta los 35 ó 40.
Las comparaciones, además de odiosas, han sido siempre perjudiciales para Sergio, tanto con las otras figuras de su quinta como con las de su propio deporte. Cuando irrumpió como un terremoto en 1999 (dos victorias y un subcampeonato en el PGA Championship) la referencia fue inmediata: «El Niño» había llegado para sustituir a «El Tigre». Sin embargo, el tiempo se ha encargado de dejar claras dos cosas. La primera es que el californiano es de otro mundo y que seguirá dominando el escenario hasta que él quiera. Y la segunda, que el español necesitaba un tiempo de aprendizaje antes de poder asaltar ese trono.
Ahora, diez años después, Sergio al fin puede mirar de cerca ese sueño. Ya no se trata de un invento de la prensa para crear una rivalidad con Woods. Ha arrebatado a Phil Mickelson el número dos del escalafón y va a seguir recortando significativamente el margen con el primero en los próximos meses. Cuando se vuelva a enfrentar a Tiger en abril, en el Masters de Augusta (si el americano reaparece en esa fecha, como está previsto) el duelo será real.
Para ello, García ha tenido que completar un duro aprendizaje. No sólo en lo competitivo, sino también en lo técnico y en lo moral. Siempre con la sonrisa en los labios y con una confianza absoluta en sus posibilidades, no dudó en mantener a su padre como entrenador a pesar de las críticas, en cambiar su «swing» cuando mejor le iba o, lo más importante por el momento, en modificar su forma de patear. El juego en el «green» era su punto flaco y el trabajo de los últimos meses con Stan Utley ha dado sus frutos. Tres victorias (TPC, Castellón y HSBC), tres subcampeonatos (PGA, Barclays y Tour Championship, los dos últimos en «play-off») y el tercer puesto en la FedEx Cup hablan a las claras de su madurez.
Fuente: abc.es
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2068. Los lloros de Sergio García. El golfista, tercer jugador del mundo, gana el Castellón Masters.
Fuente: abc.es
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Felicidades y un abrazo.
ResponderEliminarManuel, yo también te deseo que seas muy feliz.
ResponderEliminarUn abrazo