EFE
Valladolid.- La atleta mozambiqueña María Lurdes Mutola se dedicará en exclusiva, tras abandonar su carrera profesional, a la promoción del deporte y la educación entre los jóvenes de su país, a través de la fundación que lleva su nombre, ha asegurado hoy en Valladolid en una entrevista concedida a Efe.
Mutola, que ayer recibió el Premio Internacional Fundación Cristóbal Gabarrón de Deportes 2008, ha asegurado que se siente muy orgullosa de esta decisión en pro de los más desfavorecidos, que implica trabajar por su país desde dentro tras haber descartado propuestas para asentarse en los Estados Unidos.
La deportista olímpica ha recordado que hasta ahora ha compatibilizado el atletismo con las tareas sociales, tanto en su fundación como en su papel como embajadora de las Naciones Unidas para la infancia, misión para la que fue nombrada en 2003 en una ceremonia celebrada en Maputo.
En este sentido, la once veces campeona del Mundo en 800 metros -siete en pista cubierta y cuatro al aire libre- ha dejado claro que su sueño es "ver crecer" su fundación "para que llegue a ser muy grande", y también "ayudar a los niños, que son un gran tesoro, para que tengan más oportunidades".
Mutola, que ha disputado en Pekín sus sextos Juegos Olímpicos, donde obtuvo la quinta plaza, ha indicado que le hubiera gustado "haber conseguido más medallas olímpicas" -puesto que tan sólo pudo lograr el oro en Sidney 2000 y el bronce en Atlanta'96-.
"No puedo quejarme, porque como atleta he conseguido todos los títulos posibles y además no creo que haya dejado nada de lado durante estos años y, por tanto, no me arrepiento de haberme dedicado a este deporte", ha matizado la atleta de 35 años, natural de Maputo.
Exigente por naturaleza, María Mutola, conocida en su país como Lurdinha, asegura que hubiera querido poner la guinda a su trayectoria profesional con una última medalla olímpica, pero viajó a Pekín consciente de que sería una tarea muy complicada.
"Me siento un poco triste por no haber podido lograr otra medalla, pero también estoy satisfecha porque disputar la final en unos Juegos Olímpicos con 35 años no lo hace cualquiera", ha puntualizado.
La atleta, que se trasladó a los Estados Unidos gracias a un programa de solidaridad patrocinado por el Comité Olímpico Internacional en 1991, ha confesado haber recibido "muchas promesas" por parte del gobierno estadounidense para cambiar su nacionalidad, aunque nunca lo hizo.
"Prometí a mi padre que no lo haría, porque para él era muy importante que nunca dejara de ser mozambiqueña y para mí también lo era, con lo que no acepté el cambio", ha explicado la atleta más laureada en 800 metros, quien ha recordado que su padre "ha sido una figura fundamental" en su vida, por el que sintió "un gran respeto" ya que, según ha señalado, "siempre quiso que tuviera un buen futuro".
De hecho, el progenitor de María Mutola no vio con buenos ojos los primeros pasos de su hija en el mundo del deporte, que dio como jugadora de fútbol, aunque cuando, posteriormente, comenzó a dedicarse al atletismo le dio "todo su apoyo" y fue el primero en animarla a viajar a América para labrarse un futuro.
Aunque su pasión ha sido el atletismo, la corredora mozambiqueña ha admitido que no ha dejado nunca de seguir el fútbol y que siente una especial predilección hacia el FC Barcelona, si bien ha indicado que también ha visto partidos del Real Madrid "que es un buen equipo" y del Valencia, durante sus estancias en España para entrenar.
El premio que ha recibido en Valladolid se basa no sólo en su trayectoria deportiva sino también en su labor humanitaria en la ONU, que para ella constituye "un gran honor".
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