Michael Johnson
Por MANUEL CANO · Enviado especial a Pekín
No daba crédito. Con cara de perplejidad, Michael Johnson asumía desde la tribuna del estadio olímpico de Pekín que ya no era el recordman mundial de los 200 metros. Usain Bolt había rebajado en dos centésimas aquel récord asombroso (19.32) que el estadounidense estableció en Atlanta hace doce años en sus últimos Juegos Olímpicos. “Sabía que mi récord tenía las horas contadas, pero no esperaba que Bolt me lo quitase tan pronto. El otro día, en semifinales, corrió en 20.09 haciendo al trote los últimos 40 metros”.
En una silla, con la frente sudorosa, Michael reconocía que la carrera del miércoles confirmaba al jamaicano como el velocista del futuro. “Si el otro día dije tras la carrera de 100 metros que nunca había visto una exhibición igual, rectificó: la de hoy la supera. Ha sido maravilloso verlo correr. Tiene una combinación letal de velocidad y zancada”. Si alguien vio de cerca esa combinación fueron Crawford y Dzingai que le flanqueaban por las calles 4 y 6, respectivamente.
Johnson, que aún se frotaba los ojos y no dejaba de ver la repetición en un monitor, apostaba fuerte: “Cuando quiera me quitará también el récord de 400. Será el día que él quiera”. A sus palabras le ponía fundamento. “Yo creo que no ha hecho un entrenamiento específico de 100 metros, aunque la gente pueda pensar lo contrario, y ha sido capaz de correr en 9.69. Lo ha hecho el año que se ha puesto en ello”.
Michael, que tampoco entrenaba esta distancia, tan sólo fue capaz de correr los 100 metros en 10.09. “La clave estará en que no cometa ningún error durante el desarrollo de la carrera”. Eso es lo que le obsesionaba al estadounidense antes de disputar aquella final mundialista de 1999 en Sevilla, en la que situó el récord mundial de 400 metros en 43.18. “Clyde (su entrenador) me insistía en que debía distribuir bien las energías, que un parcial muy rápido o muy lento al principio podría arruinar la marca y todo el trabajo”.
Michael disfrutaba, como los más de 90.000 espectadores que asistieron en directo a la carrera de Bolt, de lo sucedido. Se recreaba analizando las posibilidades del nuevo portento de la velocidad mundial. “El día que hice récord en 400 metros, yo pasé por el 200 en 21.22, di 182 zancadas y éstas fueron muy cortas. Me dijeron que 2,20 metros cada una. Estos datos me demuestran que Bolt está en condiciones de mejorarlo cuando se ponga a ello”. Con deportividad asumía lo que había pasado y lo que está por suceder. "Si se lo propone puede pasar por debajo de 21 el 200 y correr en 42 segundos”, afirma.
Fuente: marca.com
ENLACES:
No daba crédito. Con cara de perplejidad, Michael Johnson asumía desde la tribuna del estadio olímpico de Pekín que ya no era el recordman mundial de los 200 metros. Usain Bolt había rebajado en dos centésimas aquel récord asombroso (19.32) que el estadounidense estableció en Atlanta hace doce años en sus últimos Juegos Olímpicos. “Sabía que mi récord tenía las horas contadas, pero no esperaba que Bolt me lo quitase tan pronto. El otro día, en semifinales, corrió en 20.09 haciendo al trote los últimos 40 metros”.
En una silla, con la frente sudorosa, Michael reconocía que la carrera del miércoles confirmaba al jamaicano como el velocista del futuro. “Si el otro día dije tras la carrera de 100 metros que nunca había visto una exhibición igual, rectificó: la de hoy la supera. Ha sido maravilloso verlo correr. Tiene una combinación letal de velocidad y zancada”. Si alguien vio de cerca esa combinación fueron Crawford y Dzingai que le flanqueaban por las calles 4 y 6, respectivamente.
Johnson, que aún se frotaba los ojos y no dejaba de ver la repetición en un monitor, apostaba fuerte: “Cuando quiera me quitará también el récord de 400. Será el día que él quiera”. A sus palabras le ponía fundamento. “Yo creo que no ha hecho un entrenamiento específico de 100 metros, aunque la gente pueda pensar lo contrario, y ha sido capaz de correr en 9.69. Lo ha hecho el año que se ha puesto en ello”.
Michael, que tampoco entrenaba esta distancia, tan sólo fue capaz de correr los 100 metros en 10.09. “La clave estará en que no cometa ningún error durante el desarrollo de la carrera”. Eso es lo que le obsesionaba al estadounidense antes de disputar aquella final mundialista de 1999 en Sevilla, en la que situó el récord mundial de 400 metros en 43.18. “Clyde (su entrenador) me insistía en que debía distribuir bien las energías, que un parcial muy rápido o muy lento al principio podría arruinar la marca y todo el trabajo”.
Michael disfrutaba, como los más de 90.000 espectadores que asistieron en directo a la carrera de Bolt, de lo sucedido. Se recreaba analizando las posibilidades del nuevo portento de la velocidad mundial. “El día que hice récord en 400 metros, yo pasé por el 200 en 21.22, di 182 zancadas y éstas fueron muy cortas. Me dijeron que 2,20 metros cada una. Estos datos me demuestran que Bolt está en condiciones de mejorarlo cuando se ponga a ello”. Con deportividad asumía lo que había pasado y lo que está por suceder. "Si se lo propone puede pasar por debajo de 21 el 200 y correr en 42 segundos”, afirma.
Fuente: marca.com
ENLACES:
No hay comentarios:
Publicar un comentario