Usain Bolt
Dos días después de dar a Jamaica el primer oro olímpico de su historia en 100 metros con un récord del mundo espectacular (9.69), Usain Bolt volvió al trabajo en el estadio Nacional de Pekín para pasar, con el menor gasto posible, la primera ronda de 200, su distancia predilecta.
En su regreso a la pista el nuevo prodigio de la velocidad dejó un puñado de anécdotas. La primera, que a diferencia de las cuatro carreras de 100, no ganó. Generoso con sus adversarios, dejó que el trinitense Rondell Sorrillo le adelantara en los últimos metros para que pueda contar un día a sus nietos que llegó a la meta seis centésimas antes que el ser humano más rápido del planeta.
Antes de la carrera, Bolt, cuyo expresivo rostro denotaba un cierto cansancio, escenificó ante las cámaras una variada gama de gestos, tal vez para ver cual de ellos daba mejor en televisión antes de adoptar uno de ellos como propio.
Señalaba hacia adelante con los dos dedos índices, simulando dos disparos, se mesaba inútilmente su cabeza rapada, peinaba sus rizos incipientes sobre la frente, hacía las gafas con sus dedos en círculo sobre los ojos y otras pantomimas probablemente encaminadas, no solo a deleitar al público, sino también a mitigar la ansiedad. Por último, se santiguó antes de acomodarse en los tacos de salida para dirimir el primer trámite.
Con una marca de 20.64, Bolt llegó segundo a la meta. Sin despeinarse, claro. Por delante tiene otras dos carreras antes de luchar por su segundo título olímpico e intentar un nuevo récord del mundo, aunque recuerde a cada instante que ha venido a Pekín a conseguir victorias, no récords.
Fuente: marca.com
ENLACES:
No hay comentarios:
Publicar un comentario