Jaime Lissavetzky y Alejandro Blanco
Cuando se enteró de que habían pillado a Riccardo Riccò en el Tour, Emanuele Sella fingió una tendinitis para no participar en una carrera en Italia. Cinco días después, los inspectores antidopaje fueron a su casa a someterle a un control sorpresa. El posterior anuncio del positivo por CERA, la última EPO, del ciclista italiano que se había exhibido en el Giro no sorprendió a nadie.
Lissavetzky: "Pido a la deportista que colabore y nos diga quién está detrás"
"Inhabilitaremos o encarcelaremos al inductor, a quienes se lucran con esto"
Un técnico: "Me temo que la abandonen cuando es otra víctima del sistema"
El presidente del COI prevé de 30 a 40 positivos en los 4.500 análisis que se harán
Cuando al llegar a Pekín el pasado 31 de julio le informaron de que se cambiaban los planes y debería pasar unos días en la Villa Olímpica en vez de trasladarse directamente a un hotel externo, Maribel Moreno empezó a mosquearse, según testigos. Y. cuando nada más instalarse, los inspectores antidopaje le sometieron -junto a sus compañeras del equipo de ciclismo y el atleta Chema Martínez- a un control, el mosqueo se convirtió en crisis. "Me han pillado", confesó entre sollozos a sus colegas y los técnicos al salir de la sala del control.
Los directivos de la federación española achacaron sus palabras a la confusión por el viaje, la ansiedad, el carácter complicado de la aragonesa..., y, juzgando que no estaba para aguantar la presión de la cita olímpica, decidieron que regresara a Madrid de inmediato, en el primer vuelo. Una semana después explicaron de forma confusa que una crisis de ansiedad insuperable había motivado la vuelta precipitada de la mejor ciclista española.
El domingo por la noche, el Comité Olímpico Internacional (COI) comunicó a la delegación española el positivo por EPO de Maribel y su comisión disciplinaria anuló su acreditación. Es el primer caso de dopaje registrado en unos Juegos en los que se espera, según los cálculos del presidente del COI, Jacques Rogge, entre 30 y 40 en los 4.500 controles que se efectuarán.
Inmediatamente, la mirada internacional de admiración al deporte español por los éxitos acumulados en los últimos meses se convirtió en miradas de suspicacia -recordatorio de los positivos de Triki Beltrán y Moisés Dueñas, otros dos ciclistas de segundo nivel, como Moreno, en el Tour-, como pudieron comprobar unas horas más tarde el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Jaime Lissavetzky, y el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, en la conferencia de prensa que convocaron junto a dirigentes de la federación española.
"Lamentamos el hecho, que se debe a la irresponsabilidad de una deportista y que no empaña el trabajo del equipo olímpico español. Desgraciadamente, antes de los Juegos, más de 20 deportistas de varios países, de Rusia, de Grecia, de Bulgaria, de Francia, de Italia..., han dado positivo también", dijo Lissavetzky; "pediré a la federación que abra una investigación cuando el contraanálisis confirme el positivo. Queremos saber quién le proporcionó la EPO, quién se la aconsejó, quién se la suministró. Aplicaremos la ley penal antidopaje con la máxima dureza y lograremos inhabilitar o encarcelar al inductor, a quienes se lucran con la salud de los deportistas. Y a la deportista le pido que dé un paso adelante, que reconozca su error públicamente, que salga del círculo vicioso, que colabore y nos diga quién está detrás. La ayudaremos. Quizás su carrera deportiva esté acabada, pero no su carrera humana".
El mismo domingo, a las 21 horas de Pekín, el laboratorio antidopaje comenzó a efectuar el contraanálisis solicitado por la ciclista, quien, simultáneamente, desconvocaba una conferencia de prensa el lunes en Zaragoza alegando "un bajo estado de ánimo", una afirmación que no extrañó a quienes conocen la vida y el carácter de la corredora.
"Me recuerda mucho al Chava [Jiménez] en triste y a Pantani", dice un técnico sobre la ciclista afincada en Sabiñánigo (Huesca), que se ha refugiado en los Pirineos, aislada junto a su compañero, entrenador y consejero, el ex ciclista aragonés Carlos Hernández, campeón de España en 1983.
"Ahora", advierte, "temo que todos la abandonen, que la dejen sola, que la consideren la villana, la deportista que ha arruinado la alegría de los Juegos o, como ha dicho Blanco, que ha manchado la imagen del deporte español cuando, en el fondo, no es más que otra víctima del sistema".
Controles telegrafiados
Todos los olímpicos españoles han debido pasar tres controles antidopaje antes de llegar a Pekín. "Y Maribel Moreno pasó seis en los últimos seis meses, tres en el último mes. El último, el 18 de julio", indican en la federación española mientras con las manos su secretario general, Eugenio Bermúdez, hace gestos como para decir que más no se puede hacer. "Y tres de ellos han sido fuera de competición", refuerza el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, al tiempo que subraya el aumento de presupuesto, de cuatro a siete millones, en la lucha antidopaje.
"Sí, pueden ser fuera de competición, pero eso no significa que sean controles por sorpresa, que son los que funcionan, como el que esperaba a Moreno nada más aterrizar en Pekín", precisa un inspector antidopaje español que quiere permanecer en el anonimato. "La única función de los controles preolímpicos es asegurarse de que los deportistas llegan a los Juegos con los calzoncillos limpios para evitarse disgustos como el de Moreno, no de luchar contra el dopaje". Lo que no evita que, por ejemplo, la corredora aragonesa, pasados los controles preceptivos, decidiera consumir EPO con la esperanza de haberla limpiado antes de los de Pekín.
"En efecto, son controles telegrafiados", explica un técnico ciclista; "El Consejo avisa a los deportistas de que tal día, en la concentración o en una carrera en la que participen, deberán pasar el control preolímpico. Todos saben que el día en que queden en Madrid para tomar el avión se les tomarán muestras de sangre que se enviarán al laboratorio de Montoro, en Valencia, para que las pasen por el Sysmex y saber si sus valores sanguíneos están en regla". Pero, mientras en el ciclismo profesional masculino, en el que se sigue el mismo sistema, los corredores tienen que pasar -aparte el pasaporte biológico y la cartilla de salud en regla- controles de orina y sangre casi cotidianamente, como en el Tour y en los Juegos, y están acostumbrados a ello, en el femenino el descontrol es la norma. "No se hacen controles por sorpresa y tampoco las corredoras deben llevar la cartilla sanitaria", dice el inspector.
Mientras tanto, la federación española ya ha advertido a Marga Fullana, campeona del mundo de mountain bike, de que, si quiere participar en Pekín, deberá vivir en la Villa Olímpica. La mallorquina, que ya en Sidney 2000 y Atenas 2004 había conseguido vivir en otras residencias, había pleiteado para conseguir el mismo trato este año. Fullana fue excluida de un Mundial por un elevado hematocrito y hace dos años tuvo problemas con un control de EPO que, finalmente, fue desechado por el laboratorio.
Fuente: el pais.com
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