Tyson Gay
Por MARTHA CAMINA · Nueva York · Las imágenes de la lesión de Tyson Gay
Fue como si un puñal le atraveserá el músculo. Así fue el dolor que también llegó al corazón del olimpismo, aterrado ante la visión de una estrella caída. Tyson Gay, el plusmarquista de los 100 metros lesionado el pasado sábado en los Trials estadounidenses, se pasó el domingo con hielo en su pierna y sin que el dolor avanzara, pensando en su mala suerte y en que ya no podrá correr los 200 metros (las pruebas de calificación son así), pero con el orgullo intacto, el de los campeones.
Desde luego, no se rinde. A lo largo del lunes, 48 horas después del maldito percance en la curva, ya famosa, del estado Hayward Field de Eugene, se conocerá el alcance exacto de su lesión, aunque en principio el estiramiento no es del todo grave y Gay estará dos semanas entrenándose a menor ritmo. Los médicos quieren que baje del todo la inflamación en su pierna izquierda y luego decidir si el hombre de los 9.77 paseará sus piernas por Pekín.
La familia de Gay se mostró optimista. Y tiró del famoso eslogan de Adidas. “Nada es imposible. Va a entrenarse. Va a estar bien, va a correr los 100 y va a ganar”. Eso dijo la madre que le parió, Daisy Gay Lowe, convencida de que Tyson se levantará. Benny Vaughn, su fisioterapeuta personal, no le descartó para la prueba reina de la velocidad. Su prueba. Pero también es inevitable ser un poco pesimista.
Porque antes del 2004, Gay sufrió la misma lesión en la misma pierna y las consecuencias fueron funestas. Fue baja en el equipo americano, donde el domingo, por cierto, había cierto sentimiento de alivio. Se habían abierto las puertas para que otros atletas corrieran el 200 y también para cuestionarse todo el sistema. Si se recupera, ¿cómo es posible que Gay no corra el doble hectómetro? Dan O’Brien, ex decatleta, apuntó algo de luz. Fue original. “Si hoy se levanta y no puede sentarse en la taza, mala señal”.
Fuente: marca.com
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Fue como si un puñal le atraveserá el músculo. Así fue el dolor que también llegó al corazón del olimpismo, aterrado ante la visión de una estrella caída. Tyson Gay, el plusmarquista de los 100 metros lesionado el pasado sábado en los Trials estadounidenses, se pasó el domingo con hielo en su pierna y sin que el dolor avanzara, pensando en su mala suerte y en que ya no podrá correr los 200 metros (las pruebas de calificación son así), pero con el orgullo intacto, el de los campeones.
Desde luego, no se rinde. A lo largo del lunes, 48 horas después del maldito percance en la curva, ya famosa, del estado Hayward Field de Eugene, se conocerá el alcance exacto de su lesión, aunque en principio el estiramiento no es del todo grave y Gay estará dos semanas entrenándose a menor ritmo. Los médicos quieren que baje del todo la inflamación en su pierna izquierda y luego decidir si el hombre de los 9.77 paseará sus piernas por Pekín.
La familia de Gay se mostró optimista. Y tiró del famoso eslogan de Adidas. “Nada es imposible. Va a entrenarse. Va a estar bien, va a correr los 100 y va a ganar”. Eso dijo la madre que le parió, Daisy Gay Lowe, convencida de que Tyson se levantará. Benny Vaughn, su fisioterapeuta personal, no le descartó para la prueba reina de la velocidad. Su prueba. Pero también es inevitable ser un poco pesimista.
Porque antes del 2004, Gay sufrió la misma lesión en la misma pierna y las consecuencias fueron funestas. Fue baja en el equipo americano, donde el domingo, por cierto, había cierto sentimiento de alivio. Se habían abierto las puertas para que otros atletas corrieran el 200 y también para cuestionarse todo el sistema. Si se recupera, ¿cómo es posible que Gay no corra el doble hectómetro? Dan O’Brien, ex decatleta, apuntó algo de luz. Fue original. “Si hoy se levanta y no puede sentarse en la taza, mala señal”.
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