Por QUIQUE PEINADO
Bahréin, el país más pequeño del Golfo Pérsico, llevará 10 atletas a los Juegos Olímpicos. Varios de ellos lucharán por medallas, pero sólo una puede presumir de ser del país al que representa. Y es que los otros nueve nacieron en países más pobres, desde Kenia a Marruecos, y se nacionalizaron bahreiníes al calor del dinero del petróleo. Porque en Bahréin no hay atletas, pero sí dinero: tiene una renta per cápita mayor que España y la utiliza para la gloria de su atletismo.
Todos los corredores que representarán a Bahréin en Pekín tienen nombre árabe, pero casi ninguno nació con él. La etíope Zenebech Tola pasó a ser Maryan Jusuf Jamal; el keniata Silas Kirui se convirtió en Hasan Mahboob; el marroquí Rashid Ramzi o su compatriota Nadia Ejjafini se quedaron con su nombre, pero cambiaron de bandera. En total, nueve de los 10 atletas de Bahréin son extranjeros que llegaron a ese pequeño archipiélago al calor del petróleo, la base de la economía, y el que ha servidio para construir su circuito de velocidad, ése en el que ha ganado Felipe Massa los dos últimos años. Pero no sólo para eso.
El mayor importador de Asia
Las nacionalizaciones están a la orden del día en el atletismo. En Europa, Francia y España lideran el ranking -datos de la IAAF desde 1998- de importadores de atletas (42 y 21 atletas, respectivamente; España podría añadir a la velocista Sandra Myers, nacionalizada en 1987); en América, los Estados Unidos han importado hasta 30 atletas. Pero el caso de Bahréin es muy sorprendente: 24 corredores han cambiado de nacionalidad en la última década, procedentes de Kenia, Marruecos, Uganda, Etiopía y el más exótico caso del cuatrocentista jamaicano Brandon Simpson, unas cifras increíbles para un país que apenas supera el millón de habitantes. Nadie en Asia ha incorporado tantos atletas, y sólo otro país rico en petróleo, Qatar, le hace sombra: entre ambos estados ganaron 22 medallas en los Juegos Asiáticos de 2006; 15 eran de atletas nacidos en África.
De la perseguida política al hijo de la leyenda
Maryam Jusuf Jamal es la vigente campeona mundial de 1.500 metros. Con 23 años es la reina del mediofondo mundial, una mujer capaz de dominar en los próximos años. Su caso es muy peculiar: etíope de nacimiento (creció en la misma ciudad de Haile Gebreselassie), es miembro de la tribu cristiana de los Oromo, contraria al partido que gobierna en el país. Por ello, no era seleccionada en el equipo nacional, así que, tras pedir asilo político en Suiza, aceptó la oferta de Bahréin para correr por ese país.
Si hablamos de Youssef Saad Kamel poca gente reconocería su nombre, pero si decimos que este ochocentista nacido en Kenia se llama Gregory Konchellah su apellido sonará a muchos, pues es el hijo del legendario Billy Konchellah, elegantísimo campeón del Mundo de 800 en 1987 y 1991... bajo bandera keniana.
Otro de los nacionalizados, Tareq Mubarak Taher, nacido en Kenia con el nombre de Dennis Kipkurui Sang, falseó su edad para ganar varios campeonatos junior en Bahréin. Todos sus resultados fueron anulados, pero hoy sigue compitiendo y va a Pekín con un 8:08:53 en 3.000 obstáculos, el tercer atleta con mejor marca este año.
Rakia, la vigilada
La única atleta nacida en Bahréin de los 10 que están clasificados es Rakia Al Gassra. En Atenas 2004, con 22 años, la velocista compitió en los 100 metros cubierta de pies a cabeza, una peculiaridad que mantiene hoy, obligada por las tradiciones de su aldea. La actual campeona de Asia en 100 metros se ha clasificado para los 100 y 200 metros en Pekín, y representará el verdadero orgullo del pequeño archipiélago de Bahréin, el lugar donde se compran atletas con oro negro.
Fuente: marca.com
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Bahréin, el país más pequeño del Golfo Pérsico, llevará 10 atletas a los Juegos Olímpicos. Varios de ellos lucharán por medallas, pero sólo una puede presumir de ser del país al que representa. Y es que los otros nueve nacieron en países más pobres, desde Kenia a Marruecos, y se nacionalizaron bahreiníes al calor del dinero del petróleo. Porque en Bahréin no hay atletas, pero sí dinero: tiene una renta per cápita mayor que España y la utiliza para la gloria de su atletismo.
Todos los corredores que representarán a Bahréin en Pekín tienen nombre árabe, pero casi ninguno nació con él. La etíope Zenebech Tola pasó a ser Maryan Jusuf Jamal; el keniata Silas Kirui se convirtió en Hasan Mahboob; el marroquí Rashid Ramzi o su compatriota Nadia Ejjafini se quedaron con su nombre, pero cambiaron de bandera. En total, nueve de los 10 atletas de Bahréin son extranjeros que llegaron a ese pequeño archipiélago al calor del petróleo, la base de la economía, y el que ha servidio para construir su circuito de velocidad, ése en el que ha ganado Felipe Massa los dos últimos años. Pero no sólo para eso.
El mayor importador de Asia
Las nacionalizaciones están a la orden del día en el atletismo. En Europa, Francia y España lideran el ranking -datos de la IAAF desde 1998- de importadores de atletas (42 y 21 atletas, respectivamente; España podría añadir a la velocista Sandra Myers, nacionalizada en 1987); en América, los Estados Unidos han importado hasta 30 atletas. Pero el caso de Bahréin es muy sorprendente: 24 corredores han cambiado de nacionalidad en la última década, procedentes de Kenia, Marruecos, Uganda, Etiopía y el más exótico caso del cuatrocentista jamaicano Brandon Simpson, unas cifras increíbles para un país que apenas supera el millón de habitantes. Nadie en Asia ha incorporado tantos atletas, y sólo otro país rico en petróleo, Qatar, le hace sombra: entre ambos estados ganaron 22 medallas en los Juegos Asiáticos de 2006; 15 eran de atletas nacidos en África.
De la perseguida política al hijo de la leyenda
Maryam Jusuf Jamal es la vigente campeona mundial de 1.500 metros. Con 23 años es la reina del mediofondo mundial, una mujer capaz de dominar en los próximos años. Su caso es muy peculiar: etíope de nacimiento (creció en la misma ciudad de Haile Gebreselassie), es miembro de la tribu cristiana de los Oromo, contraria al partido que gobierna en el país. Por ello, no era seleccionada en el equipo nacional, así que, tras pedir asilo político en Suiza, aceptó la oferta de Bahréin para correr por ese país.
Si hablamos de Youssef Saad Kamel poca gente reconocería su nombre, pero si decimos que este ochocentista nacido en Kenia se llama Gregory Konchellah su apellido sonará a muchos, pues es el hijo del legendario Billy Konchellah, elegantísimo campeón del Mundo de 800 en 1987 y 1991... bajo bandera keniana.
Otro de los nacionalizados, Tareq Mubarak Taher, nacido en Kenia con el nombre de Dennis Kipkurui Sang, falseó su edad para ganar varios campeonatos junior en Bahréin. Todos sus resultados fueron anulados, pero hoy sigue compitiendo y va a Pekín con un 8:08:53 en 3.000 obstáculos, el tercer atleta con mejor marca este año.
Rakia, la vigilada
La única atleta nacida en Bahréin de los 10 que están clasificados es Rakia Al Gassra. En Atenas 2004, con 22 años, la velocista compitió en los 100 metros cubierta de pies a cabeza, una peculiaridad que mantiene hoy, obligada por las tradiciones de su aldea. La actual campeona de Asia en 100 metros se ha clasificado para los 100 y 200 metros en Pekín, y representará el verdadero orgullo del pequeño archipiélago de Bahréin, el lugar donde se compran atletas con oro negro.
Fuente: marca.com
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