Varios espectadores se cubren con paraguas.
De izquierda a derecha, Loureiro, Alozie y Troppa en los 100 vallas.
Esta vez no fue el viento, habitual vecino de las laderas de Juslibol, el enemigo de los atletas. Los nubarrones grises acosaron con la cancelación del Gran Premio y se saciaron con postergar el inicio de los concursos una hora y aligerar la carga de las gradas. Un par de centenares fueron los valientes que desoyeron al aguacero y se presentaron en el centro del Actur. Aunque el nivel medio de la prueba era notable, la falta del reclamo de una estrella de primerísimo nivel se notó en la afluencia.
La lluvia no ayudó y los más perjudicados fueron los músculos de los sacrificados atletas. Hasta las 18.45 no escampó y el calentamiento se hizo eterno y perjudicó a casi todos, menos a la increíble Barbora Spotakova. Los relevos se desarrollaron bajo una cascada y el retraso alargó la velada hasta la noche. Luego la tarde fue magnífica.
A Mario Pestano le perseguía el reloj. El retraso llevó el desenlace del disco hasta las 22.20, una mala hora si tienes una competición al día siguiente en Berlín. Es lo que le pasaba discóbolo canario y José María Odriozola puso remedio. Un taxi llevaría a Pestano directo a Barajas para que no perdiera el vuelo. Esta carrera la pagaba la Federación.
Fuente: el periodico de aragon.com
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